Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Desconfianza

28/07/2022

Uno de los grandes riesgos que corren los medios de comunicación es que los ciudadanos consideremos que sus contenidos no nos aportan nada y pasemos de ellos. Este desdén cobra más importancia en momentos de incertidumbre como los actuales, pues de esa quiebra de confianza se aprovechan cuantos populistas, manipuladores y embaucadores gustan pervertir el debate público, como en estas semanas hemos comprobado con el 'Ferrerasgate'.
Junto a informar, educar y entretener, otra función esencial de los medios es contribuir a conformar la opinión pública. Cuanto se dice en ellos, nos permite tener criterio sobre lo que nos rodea. Diferenciar entre información y opinión es piedra angular en el ejercicio profesional. Hoy, sin embargo, en numerosas ocasiones la frontera entre ambos conceptos se nos presenta difusa. Fenómenos como el 'infotainment' (término aplicado a esos programas donde se mezcla información con entretenimiento, primando lo frívolo, lo polémico o la banalización de la realidad) o malas praxis en ciertos 'informativos de autor' contribuyen a confundir objetividad y subjetividad, perversión que algunos amplifican en redes sociales, pasando de contar o analizar la actualidad a 'construirla' adrede.
Del decoroso equilibrio entre objetividad y subjetividad se nutre la credibilidad, patrimonio esencial que profesionales y medios debemos cultivar con esmero, pues también es piedra angular de toda sociedad democrática. Y en ese aspecto, nuestro panorama no es halagüeño. Según datos del 'Digital News Report España 2022', estudio sobre el estado de la información que desde hace años realiza la Universidad de Navarra, estamos en un escenario donde, por primera vez, quienes no se fían de las noticias (39%) superan a los que sí (32%). Esta pérdida de crédito crece desde 2017, cuando un 51% sí confiaba en la información.
Llegado a este punto, urge, pues, un severo ejercicio de autocrítica profesional, exigiendo a quienes nos han metido en este atolladero entonar un sentido 'mea culpa' por haber logrado con sus trapacerías que, de entre cuarenta y seis países estudiados, seamos uno de los cinco donde quienes dudan de cuanto contamos en los medios superan a quienes sí confían. A buenos entendedores, pocas palabras bastan. O quizás sea pedir peras al olmo. A la vuelta de vacaciones, seguimos. Salud.