Tan desmovilizadas están las filas de la izquierda, que Pedro Sánchez se ha visto en la obligación de orientar sus redes hacia los caladeros de Ciudadanos, esto es, del centroderecha, para rebañar votos de cara a su reelección. No lo tendrá fácil. El trasiego de votantes ya no es como antes.
Esos tres millones de permanentes indecisos ya no existen. Estamos ante unos comicios sin precedentes, los cuartos que se celebran en cuatro años y los segundos en este mismo 2019. Las encuestas detectan un repliegue del voto de izquierdas, castigo a su incapacidad para formar Gobierno.
De ahí que ahora se adivina una oportunidad del centroderecha para recuperar lo perdido en abril. El primer paso lo ha dado Vox, anunciando que sólo presentará un candidato al Senado en cada provincia. Lo ideal es que se hicera lo mismo en el Congreso en aquellas plazas donde algún patrido no tiene expectativa alguna de convertir sus papeletas en escaños. Llámese ‘España Suma’ o como se quiera.
Pedro Sánchez se disfraza de españolismo patriota y de moderado absoluto. Ayer pactaba con Bildu y con los separatistas en algunas regiones de España. Ahora repite la palabra España doce veces por minuto. No merece ni medio centavo de crédito. Incluso sus propios votantes socialistas están perplejos ante semejante volantazo. La prudencia de Casado es la estrategia perfecta para que se consume el necesario cambio de timonel en Moncloa.