Francisco García Marquina

EN VERSO LIBRE

Francisco García Marquina


Los versos borrados

01/03/2020

Alcaldada se llama a que un munícipe empuñe su vara para borrar los versos de Miguel Hernández de un monumento a las víctimas del franquismo. Tan increíble me resulta esta ofensa a la cultura y a la memoria del gran comprometido con la libertad, que me he documentado sobre los antecedentes de esta fechoría para conocer a lo ancho y largo el terreno que piso antes de dar por él pasos que sean descaminados.
Deseando el anterior consistorio de Manuela Carmena honrar a las víctimas del Madrid franquista durante la postguerra con un monumento en el cementerio de la Almudena, pidió su dictamen al Comisionado de la Memoria Histórica, que recomendó erigir dos monumentos: uno dedicado a las víctimas del franquismo y otro a las del bando republicano durante la Guerra Civil, sin que en ellos se detallaran los nombres de los muertos. Carmena desoyó el dictamen y empezó a construir un solo memorial exclusivamente para las víctimas del franquismo y con los nombres de 2.936 personas inscritos sobre las lápidas.
Se suele diferenciar entre las víctimas de la guerra y las ejecutadas en la posguerra, pero esta distinción no es de rigor, pues si a partir de 1939 se represaliaron, juzgaron y ejecutaron a cientos de perdedores, antes de esa fecha y fuera del frente de batalla las Milicias de Retaguardia asesinaron a miles de la población civil. En resumen: en ambos bandos hubo víctimas en frío entre las que no se puede establecer prioridades. No tiene sentido y sirve para mantener la discordia, erigir memoriales únicamente a los muertos de uno u otro bando.
El alcalde Almeida ha querido cumplir ahora el dictamen de la Comisionado de Memoria Histórica, mejorándolo con un toque de sentido común pues, tanto por razones de economía como de conciliación, en lugar de hacer dos monumentos separados quiere hacer uno solo compartido. Pero es sorprendente que en lugar de complacer a todos, esta iniciativa haya provocado la irritación de la oposición madrileña como si no hubiera que tener en cuenta a más muertos que los que ellos reclaman como suyos.
En este nuevo espacio conmemorativo Almeida quiere eliminar las banderías, como este texto del proyecto anterior: «La dictadura del general Franco reprimió ferozmente a sus enemigos políticos», tan sesgado como otro que dijera únicamente: «Las milicias republicanas asesinaron a civiles inocentes». En su lugar quiere poner: «El pueblo de Madrid a todos los madrileños que del 36 al 44 sufrieron la violencia por razones políticas, ideológicas y religiosas. Paz, piedad y perdón». Si la oposición rechaza esta muestra de conciliación, será porque el enfrentamiento de hace 80 años sigue alimentando a muchas de sus estructuras de reclamación.
Pero ¿qué pasa con los versos de Miguel Hernández? Almeida no los ha borrado porque aún no estaban grabados en la placa conmemorativa y pertenecían solamente al proyecto anterior, pero los ignora y no habla del lugar que ocuparían en el nuevo. Deseo y espero que el alcalde no sea tan insensato como para eliminarlos, porque los versos de El herido no son ya una poesía de partido sino un altísimo monumento  a la humanidad que sufre.