Ya tenemos Presupuestos Generales del Estado. Han llegado en plazo, ya que no me atrevo a decir que han llegado a tiempo. Marco esta diferencia ya que no tengo la certeza de que estos PGE sean los que España necesita en estos momentos. Han salido con mayoría holgada, y hay que respetar la voluntad popular, pero durante el debate presupuestario se han dado demasiadas señales de que lo que menos importaba era la política presupuestaria. El debate estaba en los titulares de prensa y en las descalificaciones hacia el otro en las intervenciones parlamentarias. Pero poco o nada se escuchó respecto a la asignatura pendiente de los Presupuestos Españoles desde la crisis del 2008, que no se debe recortar en educación, sanidad, cultura y prestaciones sociales, pero que hay demasiado nicho de gasto innecesario que se debe eliminar.

La reforma de la Administracion sigue pendiente, el solapamiento de competencias entre Administración Central, Autonómica y local es una constante, año tras año, sin que nadie quiera meterlo mano. La multiplicidad de órganos y dependencias de la administración, el retraso en la modernización en la prestación de servicios, el crecimiento en el número de trabajadores (funcionarios, laborales, asesores, etc.) dependientes del sector publico en departamentos que poco o nada aportan, mientras hacen falta maestros, médicos, enfermeros, jueces, etc. Si se hiciera una auditori

a de cumplimiento de funciones por departamentos de la administración, veríamos con sorpresa que, mientras la carga de trabajo en algunos es casi insoportable, hay otros que su nivel de productividad y eficiencia estaría a ras del suelo. Seguir la evolución de las plantillas de algunas administraciones en los últimos 40 años, cuando se ha vivido la revolución tecnológica de la implantación de la informática en todos los niveles de la sociedad, pone de manifiesto la asignatura pendiente que España tiene para modernizarse. Según distintos criterios de valoración, España progresó de los tres últimos puestos de Europa Occidental en cuanto a criterios de eficiencia en los años 70, a figurar entre los seis primeros a finales de los 90. Hoy día, estableciendo la medida en años, llevamos un retraso de 20 años para alcanzar los niveles de la Administración media de los países de Centroeuropa, este es un debate que debe plantearse. Estamos en crisis y hay que optimizar los recursos escasos. El Gasto Público lo pagamos todos los ciudadanos. No hay nada gratis.