Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Tontería supina

15/07/2021

Me gusta leer o escuchar a Ramón Lobo. Sus colaboraciones en la Cadena Ser, sus columnas en Infolibre o sus incursiones en Twitter son una gozada. Envidio la facilidad con que expresa sus opiniones, su coherencia y su clarividencia para discernir entre lo importante o lo banal en el debate público. Coincido mucho con cuanto dice. El sábado, tras los cambios en el Consejo de Ministros puso un tuit que rápidamente encandiló a sus miles de seguidores: «Pedir la dimisión de un gobierno que aún no ha asumido sus cargos es de Guinness, pero no de récord sino de barril”. Dado el espectáculo que algunos han ofrecido tras los cambios en el Ejecutivo, no le faltaba razón. La guinda a tan bizarro disloque la puso Pablo Casado cuando para descalificar al nuevo Gobierno dijo que el mismo era ‘digital’, porque sus miembros habían sido nombrados ‘a dedo’ por Pedro Sánchez. ¡Vaya tela!
Acaba de conocerse la primera ‘Encuesta Nacional sobre Polarización Política’, constatándose que la hostilidad que se produce entre electores de distinto signo está creciendo hasta niveles cercanos a la intolerancia. Se habla, también, de que determinados discursos deslegitimadores de ciertas opciones y de sus decisiones legislativas amenazan la democracia y la forma de vida de las personas. Como todo estudio, sus conclusiones pueden ser compartidas o no, pero butades como la de Casado contribuyen a aumentar esa tensión social. Decir que los nuevos ministros han sido nombrados a dedo es una tontería supina, elevando un puntito más el ‘cuñadismo’ con que lo más granado de la oposición se empeña en decirnos cada día que Sánchez secuestra la voluntad de los españoles, subvierte el orden constitucional y nos encamina a un cambio de régimen.
Infantilizar así el debate político debería merecer dura y rotunda sanción social. Aunque sabemos que el presidente es libre para elegir ministro a quien quiera, siempre hay gente dispuesta a comprar motos tan escacharradas como esta del ‘nombrados a dedo, para deslizar dudas sobre la legitimidad, competencia y valía de unas mujeres y unos hombres a los que, gústennos más o gústennos menos, en este momento tan crucial todos debemos desear suerte y acierto en sus decisiones por el bien de España. Lo desolador es que ante esas responsabilidades y compromisos, algunos ni están ni se les espera.