Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


Ocupas: más que una plaga a extinguir

03/09/2019

Los ocupas -no me da la gana escribirlo en su petulante e ignorante jerga, ‘okupas’ con ka-, son una plaga envilecida que ha proliferado en España al amparo de enigmáticas leyes permisivas, una equivocadísima simpatía izquierdoprogresista y sentencias inofensivas y blandas de los jueces cuando han juzgado a los que se dedican a tomar al asalto las casas ajenas; tanta permisividad pone en peligro y castiga las bases del entramado social vigente desde la Constitución. Por mi parte, no admito a los ocupas ni me siento identificado con ellos en ningún momento, ni los justifico jamás. Escribo por la herida puesto que yo sufrí una ocupación salvaje en mi casa además del hurto y los destrozos  absurdos por parte de un ocupa como conté en una de estas columnas. Una agresión como aquella no se olvida nunca lo juro. Unos meses después sufrí un infarto.
El mejor argumento para oponerse a quien justifique a los ocupas es poner a los que los justifican, a sus viviendas, a sus chalés, a sus naves, en la situación de ser abordadas por ocupas, que un día al abrir la puerta de su propiedad se encuentren a gente viviendo allí porque sí, instalados por la cara, sin ninguna razón, con la ropa tirada por los suelos sucia e impregnada de cera, un poner, la vajilla de la madre recién fallecida hecha añicos estrellada contra el suelo, las cámaras de fotos, alguna magnífica del abuelo,  la televisión, la minicadena, los pobres pero entrañables recuerdos de plata que dejó la abuela, todo desaparecido, igual que la cajita donde guardaba la medalla y la cadenita de cuando era niño. Malditos sean, no perdono. Ladrones.
Esta semana leí en La Tribuna la preocupación de un barrio de Toledo por la instalación en un edificio de unos ocupas que han copado toda la finca. Por experiencia les recomiendo que refuercen las medidas de seguridad, no es mi intención  alarmar a nadie pero los ocupas pueden ser gente que a quien  no les importe estar fuera de la ley, mal asunto para vivir en comunidad.
No sé de quién sea la culpa, pero para que funcione la sociedad es imprescindible que cosas como la propiedad privada cuenten con una protección legal enérgica e inviolable y en España, en los últimos años la base de la propiedad privaba se tambalea en nombre de ignoro qué pulsión desequilibradamente progresista que ha perturbado a jueces, políticos, periodistas, intelectuales y no sé a cuantos más. ¡Ocupas desapareced de una vez, sucia plaga!