Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


Extraña Navidad

08/12/2020

Vengo repitiendo las últimas semanas algo que es la expresión de una idea fija que no tengo más remedio que comentar y es que nunca imaginé que tuviera que vivir ciertos momentos, bueno no momentos, días, que me están tocando vivir con la pandemia esta del infierno. Por ejemplo, nunca pasó por mi imaginación una navidad sin navidad, quiero decir sin celebración alguna; reconozco que la desaparición de gente muy querida como mi madre o mi abuela frenaron enormemente mis infantiles e incluso juveniles entusiasmos por estas dicen que entrañables fiestas. Con todo comprendo que el mundo no soy yo y que hay mucha gente y sobre todos muchos niños que con las disposiciones oficiales se ven privados de unos días divertidos en los que parece que la vida se de la vuelta como un calcetín y aunque sea todo una ficción comercial, se diría que la celebración del nacimiento de Cristo predispone a alguna gente a ser mejor o por lo menos a hacer que determinadas cosas se piensen un poco más.
Nada tiene esto que ver con esas cosas grotescas que se sacó algún cerebro privilegiado el verano pasado y que otro cerebro privilegiado llamó «la celebración de las no celebraciones de las fiestas no-fiestas»; al final esas reuniones tan desatinadas sirvieron para desparramar el virus por todas partes de manera mucho más eficaz y terrible. Si alguien es flojo de memoria, no tiene más que revisar periódicos o programas de radio de las fechas del verano coincidentes con las de la fiestas de los pueblos de nuestra comarca o de España entera para recordar toda aquella bobada peligrosa y mortal que se montó con la celebración de las fiestas de cada pueblo y la idiotez de la celebración de las no celebraciones. Demasiada majadería.
Hablando de España hubo en las últimas horas una noticia que me ha dado directamente en la mandíbula produciéndome un KO instantáneo que me ha arrojado a la lona como un pelele: ahora resulta que la máxima prioridad española son os resultados de unas elecciones venezolanas celebradas ayer y que si reconocen los resultados o si no los reconocen y laberintos por estilo. Pero por qué no dejan a Venezuela en paz que es un país hecho y derecho y nos preocupamos de lo que tenemos nosotros en nuestra casa que es bastante. Las últimas noticias son que el sátrapa marroquí está haciendo no sé qué obras en la frontera con España con el único y bien pensado objeto de fastidiar y dar morcilla, y es que el marroquí de vez en cuando huele sangre y se apresta a fastidiar dicho de manera suave y educada, a sus vecinos del norte, a nosotros, que tenemos la gran desdicha de tener a Pablo y Pedro en lo más alto del poder.