Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Prohibido preguntar

31/01/2021

Arrojaba el tirano sus peroratas al populacho: ¡siervos, molestos plebeyos! Eran sermones políticos, datos verdaderos y algunos engaños, escondidos por el paño o velo tejido por lenguajes manipulados, para eso mantenía a sus asesores, escogidos a dedo, su dictatorial dedo que señalaba lo que debía ser correcto. Cámaras y micrófonos grababan todo. Los periodistas no eran ya periodistas: solo podían comentar o resumir lo dicho repitiéndolo como cacatúas desaforadas. No estaban aforados y podían pagar caro su arrojo si decían algo indeseado por los blindados dignatarios con leyes que impedían ver sus vergüenzas, sus incorrecciones, sus delitos e incluso sus crímenes... Esta escena se repetía cada vez que a su eminencia le daban ganas de salir a dar explicaciones sobre sus gestiones. Publicidad, alabanza y aplausos; nada de interrogantes incómodos. 
Lo descrito nos recuerda las caricaturas de cualquier dictadura típica, pero, desgraciada-mente, podemos contemplarlo de modo muy similar en lo que sucede con nuestro presidente del gobierno, una vez anulado el parlamento que representa a su pueblo. Desde su palacio en la Moncloa ha olvidado las siglas de su partido, «socialista», «obrero» y «español», quedándose con la de partidario de sí mismo, incontestado entre las filas de sus cortesanos, aduladores y adeptos, quienes reciben recompensa por su obediencia ciega y sus silencios. Por eso gobierna o es gobernado en medio del caos divergente de sus ministros con despótico imperio. Cuando sale a dar cuenta de sus acciones e intenciones no quiere que le molesten con preguntas. Sánchez es presidente que comparece ante la prensa prohibiendo que le interroguen; lo aprendió del anterior, a quien se lo reprochó. Así lo ha vuelto a hacer al reajustar su gabinete, desbordados de nuevo por el maremoto pandémico, 
Fundamental es el encuentro explicativo con el pueblo, pero el discurso viene prefabricado y manipulado con apariencia favorable a su mandato. Las cuestiones de los periodistas, libres y no filtradas, permiten ver cómo responde o no, de modo espontáneo, con más posibilidad de mostrar las verdades... Esto demuestra que nuestra democracia es una triste cantinela de lo que debiera ser, porque un presidente ha de responder al pueblo que por medio de sus votos le dio el puesto. La transparencia en la gestión política es esencial para poder valorar si lo hacen bien o mal, pues es ante todos los ciudadanos a quien debe responder por lo que hace. ¡Cuánto más a sus votantes!
El presidente del gobierno volvió a salir, pues para eso mantenía el «trono», la poderosa poltrona, mientras al monarca dejaba, como a la bandera, ondeando y agitado por los vientos del momento. Repitió, como siempre, su actitud de «bondadoso padre» de los pueblos, o tal vez mejor debiera decir «madre» en estos tiempos donde nos azota con guerras de furiosos sexos.