Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Un gallinero sin orden

26/11/2021

Estamos llegando al ideal del revolucionario total: todos contra todos, el desorden absoluto en todos los sectores, en todos los aspectos y en todas las ideas. Estamos llegando a la confrontación total de sectores económicos, territorios, situaciones laborales, lenguas, sexos, vacunados y no vacunados… es decir, el absoluto todos contra todos, hasta que el extremismo nos lleve a uno contra sí mismo.
Esto no es casual. Tiene unos antecedentes claros y unos responsables muy definidos. La responsabilidad pasada, pueden compartirla a partes iguales quienes han provocado las divisiones en todos los órdenes, con aquellos que por cobardía no se han atrevido a levantar la voz. No se han atrevido a mostrar las consecuencias de seguir un camino equivocado que nos lleva a la desintegración total de sectores y territorios por la previa desintegración de las ideas. Nadie de los que se han erigido en líderes, han hecho otra cosa que, o ponerse delante de la chusma para parecer sus líderes y aprovecharse de la situación, o esconderse de ella por miedo a provocar sus iras.
La desintegración nos ha llevado a que no haya sector social que esté conforme con la situación que vive, da igual que sea agricultor que trabajador por cuenta ajena, que funcionario, que jubilado. Nadie se siente justamente retribuido. Por no sentirse, ni siquiera los distintos territorios españoles lo están.
La mejor prueba de esta sensación, o quizá realidad, de injusticia, es que la inmensa mayoría siente que se haya llegado a lo parecería impensable, que presidentes de autonomías de distinto signo, se estén poniendo de acuerdo para reivindicar un poco de justicia en el reparto del pastel de los presupuestos. ¡A qué extremos de sinrazón e injusticia se habrá llegado para que presidentes socialistas hayan acudido a la llamada de presidentes del PP para reivindicar un reparto mínimamente equitativo entre territorios! Es obvio que desde siempre le ha salido muy caro a las otras regiones de España los apoyos de los nacionalistas vascos y catalanes a los presupuestos nacionales. Esto realmente ha ocurrido a lo largo de toda la Historia, pero se ha acentuado desde que 'los huevos vascos y catalanes tienen todos tres yemas', o al menos hay que pagarlos como si así fuera. En los últimos tiempos la situación es ya escandalosa, porque estas dos regiones son las únicas que 'meten la cuchara' en el guiso presupuestario.
Esta pésima distribución hace que año tras año la injusticia sea mayor, hasta el punto de que los territorios más desfavorecidos no aparezcan ni tan siquiera en los presupuestos. Pero es que esto mismo ocurre en todos los órdenes, porque nuestro gobierno no tiene el más mínimo interés en gobernar ni mucho menos en enfrentarse a nadie que pueda moverle la silla. Por esto hace el reparto con el único criterio de la utilidad para su continuidad en la poltrona.
Ejemplo claro son los oprimidos de Cataluña, es decir, los castellanohablantes. Nuestros Tribunales han determinado que al menos un 25% de la educación se imparta en castellano. ¿Creen ustedes que Pedro Sánchez va a mover un solo dedo para que esto se cumpla? Tampoco hará nada por unificar criterios para superar la pandemia, ni por los ganaderos, ni por nadie que no le sea estrictamente necesario para mantenerse en el Falcon. A Pedro Sánchez, solo le importa Pedro Sánchez.