Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


Los regalos de la vida

27/04/2023

Los regalos de la vida que más aprecia una según pasan los años no son materiales: son esas personas que vas encontrando por el camino, que te acompañan y que tal vez algún día te dirán adiós, quien sabe, pero siempre con el poso de un recuerdo dulce, el placer de haberlas conocido. Y, en eso, reconozco que soy afortunada. Coincidir con seres llenos de luz, brillantes, que compartan tu visión del mundo, a las que no les importe decir alto y claro lo que piensan, que no teman ser objeto de crítica velada y feroz, es un lujo en estos tiempos que corren.
Porque, seamos sinceros: hace años, lo de ser rebelde y disentir era pura obligación. Ahora, con un gobierno socialista, se tacha de fascista a aquel que osa opinar de una forma diferente a la establecida. Y hay muchas personas que, en pleno siglo XXI, tienen miedo a represalias. De ahí que dar con valientes que no se achanten ante amenazas, tan sutiles como ciertas, constituya una riqueza digna de celebrar. Yo conozco a unos cuantos. Son un regalo.
Coincidimos en que el sistema está podrido, en que hay que empezar una revolución serena, desde abajo, con el único poder de las urnas. ¿Quién, a estas alturas, no ha percibido que gran parte de nuestros políticos son seres privilegiados, que no bajan del coche oficial salvo para hacer campaña, que gozan de unas prebendas que los ciudadanos de a pie ni siquiera imaginamos? ¿Y quién no se ha dado cuenta de que para disfrutar de esos privilegios sólo se les exige estar bien relacionados con esa casta a la que se refería Podemos en sus buenos tiempos? Las cosas no sólo no han cambiado, sino que han ido a peor. Se habla de la transparencia como un concepto magnífico, pero, en realidad, se tapa bajo los tentáculos de un poder que aúpa los halagos.
Ahora, a un mes de los comicios municipales y autonómicos, estaría muy bien que los electores tuviéramos claro cuánto cobran nuestros concejales, nuestros diputados, que es eso de las indemnizaciones en las Cortes de Castilla-La Mancha, por ejemplo, y en virtud de qué se calculan algunos conceptos, como los desplazamientos. A saber dónde. O cuánto suponen las dietas. Y que cada ayuntamiento explicara al dedillo en qué se gasta cada euro procedente del dinero público. Contratos menores y mayores. El porqué de las adjudicaciones a determinada empresas. Es un derecho que es preciso reivindicar.
Y es que, señoras y señores, esas personas que son el regalo de mi vida y otras muchas a las que no tengo el gusto de conocer, pero que están hartas de ser esa masa a la que sólo se le tiene en cuenta antes de unas elecciones, no estamos dispuestas a mantener esa pasividad que ha ido deteriorando las instituciones con más voracidad que la carcoma.
Además de la transparencia, exigimos el cuidado de nuestro entorno, el respeto a nuestro patrimonio, a nuestra cultura, a nuestra riqueza natural. A nuestro río Tajo. Que gobernar no sea sino un afán de servicio público. Que quienes lleguen al poder estén preparados y ejerzan su mandato con una vocación que vaya más allá de conseguir un cómodo sueldecito. Y que asuman responsabilidades, como cualquiera en su trabajo ante sus jefes. Se trata de dar la vuelta al sistema para volver a creer. Si no, ¿qué nos queda?