Juan Ignacio de Mesa

Barrio de Santo Tomé

Juan Ignacio de Mesa


Ciclos económicos

08/06/2020

La marcha de la economía siempre se ha visto alterada por perturbaciones aleatorias que provocan ciclos en el comportamiento del sistema económico.
Los ciclos se han reproducido de manera recurrente a lo largo de la historia, porque siempre se han generado nuevos elementos que han alterado la estructura del sistema económico. Del estudio de los ciclos se pueden establecer tres categorías por su origen:
1ª.- Los de oferta que impactan directamente al sector productivo, debido a avances tecnológicos, cambios climáticos, desastres naturales, descubrimientos de recursos naturales, etc.
2ª.- Los derivados de decisiones tomadas por los Gobiernos como las variaciones en la política monetaria, la fiscal y la cambiaria.
3ª.- Y los que se producen como consecuencia de los movimientos en la inversión o el consumo del sector privado que pueden provocarse por cambios en las expectativas sobre la economía.
Ahora nos encontramos ante una situación atípica, crisis de oferta como consecuencia del desastre generado por la pandemia, agravado por las ¿decisiones? de un Gobierno que, además anuncia cambios en su política fiscal, y un sector privado sumido en la inseguridad de que escenario se va a desarrollar, lo que retrae la inversión y el consumo. Así que estamos ante lo que podría ser una tormenta perfecta que difícilmente puede ir a peor. Y mientras tanto Gobierno y Oposición poniéndose a caldo como si lo que está pasando no fuera con ellos y la ‘culpa’ la tuviera el público expectante.
Menos mal que la historia nos dice que la duración media de un ciclo es de cinco años, así que tendremos que pensar que, en el peor de los casos, esta situación la superaremos para el año 2025 (los que sobrevivan) y estaremos preparados para aguantar el chaparrón de un nuevo ciclo que, confiemos, solo sea debido a uno de los tres factores que lo pueden originar. Y, además, debemos dar gracias a que las competencias sobre política monetaria dependen del Banco Central Europeo, lo que también implica que la política cambiaria (posibles devaluaciones) tampoco está en manos de nuestro Gobierno. Esto asegura que, al menos, la inflación (el llamado impuesto de los pobres) estará controlada. Ven ustedes, siempre podemos tener una versión optimista de la situación más desastrosa.