Katalino

Toledo desde el kiosko Katalino

Katalino


El Skala como Isla Afortunada

01/06/2019

En la Antigüedad, existían una isla que decían acogía a quienes se habían destacado a lo largo de su existencia por lo justo de sus acciones. Platón en sus ‘Gorgías’ y Hesíodo en su ‘Teogonía’ la sitúa en los límites de Occidente, allá por las columnas o Cuevas de Hércules, que como todos sabemos hoy, estaban en Toledo.
Allí muy cerca de San Ginés y rodeado por símbolos mágicos aparece señalizado solo para entendidos el Bar Skala, el más antiguo de Toledo, que ya estaba aquí en la Noche de los Tiempos. Píndaro lo describe en sus ‘Olímpicas’: «Una luz alienígena, muy pura, alumbra día y noche esa mansión de los justos». Allí fluyen para sus clientes frikies (la mayoría) felices momentos entre calentitos y pocholas. Acompañados por  los dioses, estos amiguetes, no conocen las lágrimas ni nada altera su sonrisa ni felicidad y desde allí, cuando se produzca la Parusía o el fin del mundo terrenal conocido, volverán a su condición, iluminados por el Javi, el Alien que lo dirige o su esposa terrestre Pilar, para llegar al reino de Saturno, a un pequeño Paraíso, conocido como El Pantano, entre la depresión de San Pablo de las Dunas y el Parque solar de Cabañeros. Después de celebrar el último cincuentenario y apartados del mundo y de los hombres, los espíritus puros que moraron en el Skala y se sentaron en las sillas de formica y bebieron en esas mesas sagradas fabricadas por los Dioses, se dedicaran a la pesca y a cultivar sus huertos de  tomates, cebollas, melones y sandías en esa Isla Afortunada que los céfiros de los océanos de Saturno refrescan con su suave aliento. Y vosotros, los Pareja, los Edus, las Gemas, los Davides y el resto clientelar pronto os veréis recorriendo el mismo camino trazado por Júpiter hacia las suaves y rosadas arenas de Floostoon, junto a  bosquecillos aromáticos de orkeos que sombrean el fluir de los arroyos pantanales de Moebius donde las praderas están salpicadas con mil flores doradas entre morcillas y croquetas. Allí en esa Isla Afortunada se  entra por una Puerta  del Garaje Hermético, saludando y  diciendo ‘Stoe Orkeo’ y desde dentro te responderán ‘Zulut Bareo’. Si te equivocas o no eras cliente del Skala, se abrirá para ti una Puerta del Infierno que custodian las sombras de Aquiles y Helena. Si tienes tarjeta VIP del Catalino o de la Felipa serás también bienvenido, amigo. El Skala no cierra, vuelve a sus orígenes, a su estado  primigenio y solo nos queda decir ‘Adiós, Skala, Adiós’ y gracias por todo….