Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Sánchez presidente de la República de España

25/06/2021

En alguna ocasión he manifestado que si viviera en un Estado ideal sería republicano. La monarquía tiene mucho de irracional. Eso de que uno tenga un cargo porque lo tuvo su padre, realmente suena a medieval. Sin embargo, viendo la obsesión enfermiza que tienen los independentistas con el Rey y que su primer objetivo es cargarse la monarquía, pienso que algo muy valioso tiene que tener la institución, para que los enemigos de España la coloquen como primer blanco a abatir, para conseguir sus absurdas, decimonónicas y petulantes pretensiones.
En estos días en los que nuestro presidente del gobierno está exhibiendo su más pura esencia de ególatra conservador del puesto, he entendido la estrategia de los independentistas: si en lugar de presidente del gobierno fuera presidente de la república, en menos que canta un gallo, la república española daría a luz una piara de republiquillas que haría feliz, momentáneamente, a los independentistas y el hazmerreír del mundo entero al resto de los españoles.
Con una jefatura del Estado no sometida a los avatares cotidianos de la política, las barrabasadas que estamos viendo hacer a Pedro Sánchez no son nada para lo que veríamos de no ser España una monarquía. Porque, por mucho que el rey no pueda oponerse ni entrar en las decisiones del gobierno, sí es un bastión al que pueden asirse el resto de los poderes del Estado para seguir, aunque sea a trancas y barrancas, cumpliendo su cometido.
Lógicamente no podemos pedir peras al olmo, ni creer que el rey tiene competencias omnímodas para embridar los desvaríos del gobierno. El rey tiene una función básicamente representativa y armonizadora, pero eso ya es mucho, quizá más por las tentaciones que reprime su sola existencia que por los ‘toques de timón’ que solo de forma tenue puede insinuar.
Estamos viendo los intentos absolutistas de este dictadorzuelo siendo ‘solo’ presidente del gobierno con cargo temporal, que le están llevando a ocupar y manejar el resto de los poderes del Estado sin pudor alguno. En España habíamos tenido más de un fiscal general actuando como marioneta del gobierno, casualmente siempre con gobiernos socialistas, pero hasta ahora nadie había sacado a un ministro del gobierno para hacerlo fiscal general como ha hecho Pedro Sánchez, presumiendo además de la dependencia del fiscal general del gobierno. Hasta ahora a nadie se le había ocurrido modificar la ley para que un gobierno, a través de la mayoría parlamentaria que lo sustenta, pudiera colocar a sus lacayos como gobierno del poder judicial. Pedro Sánchez ha protagonizado estas ‘hazañas’.
Pero la guinda, lo que le retrata ‘de cuerpo entero’ es el indulto ‘porque me da la gana’ con que ha pagado el alquiler de La Moncloa por dos años más. Jamás a nadie se le había ocurrido tomar semejante medida en las circunstancias que la ha tomado. Porque no es solo que los indultados no hayan mostrado ni formalmente su arrepentimiento por su conducta, es que están proclamando continuamente su intención de reiterarla a la mínima oportunidad. ¿Se imaginan ustedes que se ponga en libertad a un atracador que diga en público que su tiempo en la cárcel lo ha aprovechado para preparar su próximo atraco? Pues esto es lo que ha hecho Pedro Sánchez… y sin ser jefe del Estado… ¿Lo nombramos presidente de la República?