Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


Examen a mitad de curso

10/06/2021

Hace dos años que se celebraron las últimas elecciones municipales y autonómicas en Castilla-La Mancha y la fecha invita a hacer balance. Cierto es que hemos vivido un periodo dramático, marcado por una pandemia que no solo ha dejado a muchos de los nuestros en el camino, sino que ha fulminado nuestra forma de vida. Ya nada será lo mismo, es evidente. Pero debemos buscar soluciones extraordinarias a una situación que requiere de paciencia, responsabilidad y talento para ser superada con cierto alivio.
No estaría mal que, en el ecuador de la legislatura, los gobernantes se sometieran a un examen para evaluar sus políticas, sus logros y sus errores con la finalidad de aprender y corregirse de cara a los dos próximos años. Pero no creo que lo hagan, así que voy a ello.
Empecemos por Page: seis años en el gobierno y está gestionando la solución a la línea de alta tensión del Hospital Universitario, cuyo proyecto se pierde en la memoria de los tiempos, para que el fantástico centro pueda funcionar a pleno rendimiento. Nada sabemos de los accesos. Mientras, la sanidad está colapsada, las listas de espera desbocadas, seguimos sin poder ir al médico y se habla de enchufismo en el Sescam.
De las residencias me he quejado mucho, pero ha sido en vano. La nueva consejera brilla por su ausencia y no hay ningún avance para regular los centros en los que los mayores han sobrevivido a duras penas, cuando no han muerto en absoluta soledad. Medidas incoherentes y poco más. Ahora el presidente está dando el do de pecho enfrentándose al jefe Sánchez por el tema de los indultos. Aquí le aplaudo, no así en su gestión en la Comunidad, donde se ha ganado, por méritos propios, un espléndido suspenso.
No le anda la zaga la alcaldesa, que también lleva seis años en el sillón municipal con más pena que gloria. Voy a ser clara: nunca había visto mi ciudad tan dejada, tan abandonada y tan resignada como en estos años de tolonismo. Durante la alcaldía de Page, un solo concejal se ocupaba del medio ambiente, de las obras y de la gestión de la limpieza. Trabajaba con empeño. Ahora hay tres ediles uno por cada área, liberados y cobrando un buen sueldo, que han conseguido que la escoba de platino de la que presumió la alcaldesa sea un esperpento, que la suciedad campe a sus anchas, que los árboles constituyan un recuerdo del pasado o que el Circo Romano, que ha sobrevivido durante siglos a complejos avatares, haya sucumbido ante el temporal Filomena. Y qué decir de los barrios, que se resquebrajan por falta de mantenimiento. Es una lástima que el mandato de Tolón sea gris. Y esperemos que no se transforme en  negro, tras la llamada al orden de la Comisión Europea ante un posible atentado patrimonial en Vega Baja o en la Peraleda, con el dichoso cuartel en proyecto.
Sabemos que tenemos la ciudad más bonita del mundo. Pero no es suficiente. Si nosotros no exigimos lo que merecen estos muros protagonistas de la historia estamos llamados a que nuestra capital se convierta en una ciudad ramplona y paleta. Y eso nunca. Así pues, señora alcaldesa, le doy un suspenso. A ver si en los dos próximos años progresa adecuadamente. Es nuestra única esperanza.