Cuando suceden cosas extraordinarias lo atribuimos a la conjunción de los planetas. Un acontecimiento de equilibrio cósmico que aportará buena suerte a los humanos influenciados por la armonía del universo. Toledo se encuentra bajo la influencia de una extraordinaria conjunción, no cósmica, sino política. Tal vez irrepetible en años. Vean. En la nación gobierna el partido socialista. Lo mismo sucede en la Región, en la Diputación y en el Ayuntamiento. Una conjunción de poder que origina el ‘momento perfecto’ para realizar proyectos, primero, en beneficio de los ciudadanos y, segundo, para los legítimos objetivos partidarios, que en eso consiste la política en democracia. A ello debe añadirse que la UE, por la crisis económica causada por la epidemia, dispone por primera vez de fondos casi ilimitados para financiar la transformación de las ciudades. Entre ellos, proyectos relacionados con la Cultura, tradicional motor de cambio en Europa.
Durante las últimas semanas en La Tribuna he anotado la falta de un Museo Provincial que cuente la historia de Toledo y su provincia, desde la prehistoria hasta el tiempo presente. He señalado la ausencia de ese proyecto y la posibilidad de comenzar, a partir de la cesión de las obras del coleccionista Roberto Polo, el museo de arte antiguo, moderno y contemporáneo de Toledo. Algo que ya se ha hecho o se está haciendo en otras ciudades. Recientemente se anunciaba la apertura del Museo de Helga de Alvear en Cáceres. A Valencia el alemán Rudolf Gertensmaier donaba 41 obras de arte flamenco y 11 al Prado. En Alicante se incorporaba al museo provincial la colección del galerista norteamericano Michael Jenkins. En los últimos tiempos el museo había incrementado su trama expositiva incorporando las obras de la Fundación Mediterráneo, de la extinta Caja Mediterráneo, a las que se añadían obras de los creadores más recientes. Por no citar la trasformación cultural de Málaga. Toledo necesita un núcleo de arte que englobe y articule la ciudad, explique la historia, reconozca el arte contemporáneo y ofrezca oportunidades a los visitantes y admiradores de la ciudad.
Un proyecto semejante no debería tener problemas para iniciarse en la actual situación política. Sería lo más parecido a una conjunción planetaria. El cosmos y la política se habrían aliado con una ciudad, en tiempos pasados centro de Astrología, para que cubra uno de los vacíos culturales más escandaloso de los últimos siglos.