Las cosas parece que pintan mejor para el Club Deportivo Toledo. Pero, a pesar de las señales y los síntomas de recuperación, da miedo creérselo después de tantos y tantos sinsabores en el pasado más cercano.
Sigue la media inglesa, el partido a partido, el punto a punto y la portería a cero. Se sigue sumando y se siguen escalando posiciones. Es el momento de creer y de estar, afición y equipo, más juntos que nunca.
El actual entrenador del Club Deportivo Toledo ha conseguido que el equipo desarrolle ese fútbol eficaz que tanto se ha reclamado para sacarlo del hoyo donde llevaba metido casi dos temporadas. Un fútbol que es posible gracias a una defensa y un portero que dan solidez a los jugadores de arriba para tener más fortuna y acertar de cara a gol. Un fútbol que no es vistoso, ni muy atractivo para el espectador,  pero que al final del encuentro te deja esa sensación de victoria que aleja cualquier problema.
Problemas como los puestos de descenso con los que por fin se ha conseguido abrir una ligera brecha. Problemas con la vistosidad de juego y la calidad y nivel de los jugadores. Problemas que solo se han empezado a resolver cuando toda la plantilla ha tenido claro el ABC del fútbol que el míster quiere. De lo sencillo a lo complejo.
Cuántos equipos de categorías superiores quisieran tener la actual situación del CD Toledo. Un equipo saneado, con deuda cero, con muchos proyectos de futuro en muchas parcelas y ámbitos, y con una propiedad ilusionada y dispuesta a consolidar esta dinámica positiva.
Ahora que el CD Toledo está consiguiendo puntuar de manera regular es el momento de romper el molde, de romper de todas todas con lo anterior, de conseguir la tan ansiada victoria lejos del Salto del Caballo y afianzar la línea ascendente. Romper con los estigmas, romper con los miedos, romper con las inseguridades, romper las estadísticas y después de romper con todo... empezar a hacer grande ese escudo que nunca debió empequeñecer.