Diego Izco

TIEMPO MUERTO

Diego Izco

Periodista especializado en información deportiva


Bisoños

01/05/2021

A ganar se aprende ganando, y a perder se aprende perdiendo. Quiero decir que llegará un día en que tipos como Pedri o De Jong o Mingueza o Moriba o Dest levantarán un título, después otro, y otro… y finalmente se les pondrá cara de ganadores. Y eso, amigo, lo es todo a la hora de la verdad: a no caerte con la presión, a saber jugar los últimos cinco minutos de un partido equilibrado, a transmitirle al rival la sensación de que le vas a ganar (algo que borda el Real Madrid) y no transmitir al mundo entero la sensación de que vas a pifiarla, se aprende con el tiempo.

Lo del jueves en el Camp Nou es la constatación de que el Barça es un buen proyecto, una estupenda corrección a tiempo de Koeman en medio de una temporada que olía a desastre, pero destila bisoñez. Y «bisoño», para que vean que la palabra encaja a las mil maravillas con este equipo, está definido como «principiante, nuevo e inexperto en cualquier arte u oficio». Pero si están rodeados de Messi (33), Busquets (32), Piqué (34) o Jordi Alba (32), claman los contrarios a la teoría de la lógica. Cierto: en las buenas, el equipo se sostiene con brillantez porque los niños son muy buenos; pero en las malas, o cuando el resultado es apretado y lo que toca es apretar los dientes y mantener la compostura, «no cagarla» que diría el castizo, es donde hace falta poso… y donde a este equipo se le ven las costuras. No conviene olvidar tampoco que esos veteranos, ganadores de todo en unas carreras asombrosas, son también arte y parte en algunas de las pifias legendarias (Roma, Liverpool, Lisboa) que han colocado al Barça en una tesitura complicada: la de sufrir ataques de pánico o vértigo en momentos puntuales como el del jueves, ante un Granada que llevaba 25 visitas con 25 derrotas: cuando es imposible perder, el Barça lo hace como nadie.