Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


Golpes, revueltillas y piedras de mechero

12/01/2023

Hasta ahora, la imagen típica y dominante de la idea de cualquier golpe de Estado estaba vinculada a la acción puramente militar. La conquista del poder a tiros, la acción de unos militares sediciosos en plan Tejero o Pinochet. Y siempre de derechas, por supuesto. La acción violenta de las fuerzas armadas con el fin de desplazar a quien ostenta el poder.
Ahora va quedando claro que el concepto de golpe de Estado está asociado con el ejercicio de otras actuaciones, de mayor o menor contundencia, que suponen de alguna manera cualquier tendencia a deslegitimar o a derrocar a quien mantiene el poder o a impedir que lo consiga la oposición, saltándose las normas contempladas para ello en el ordenamiento jurídico, violentando súbitamente y con violencia la legitimidad de las instituciones de un Estado, o también pasito a pasito, controlándolas y ganándose su favor político. En su día el presidente venezolano, Hugo Chávez, presentó a la Asamblea Nacional los cambios en la Constitución que le permitieron, entre otras cuestiones, salir reelegido indefinidamente. Y no olvidemos que Hitler y el Partido Nazi llegaron al poder a través de los procesos políticos legales de Alemania, después de que el presidente Hindenburg forzara la renuncia del canciller Bruning y nombrara en su lugar a Von Papen, partidario de volver a los tiempos de Bismarck y crear un III Reich de ideología conservadora y paternalista en lo social.
En prevención de lo que pueda pasar, con una graduación lógica en la valoración de las tendencias y las inclinaciones hoy existentes, más o menos graves, orientadas a arrebatar o mantener a ultranza el poder, los casos existentes son variopintos, y su estudio requiere, para delimitar las líneas rojas, observar los distintos contextos históricos, sociales y territoriales: Susana Díaz fletó autobuses para rodear el Parlamento andaluz en la investidura de Juanma Moreno. Los seguidores del presidente Donald Trump tomaron la sede del Congreso en Washington cuando se encontraba en plena sesión para confirmar la victoria electoral del demócrata Joe Biden. Pablo Iglesias respaldó la manifestación de 'Rodea el Congreso', manifestando expresamente que «es saludable que los ciudadanos ejerzan sus derechos». Miles de seguidores de Bolsonaro tomaron en Brasil las sedes del Congreso, del Supremo Tribunal Federal y del mismísimo Palacio del Planalto. Y el Parlamento de Cataluña aprobó como vinculante el referéndum de autodeterminación sin respetar la mayoría de dos tercios para cualquier cambio en esa cuestión, en contra del propio Estatuto de Autonomía de Cataluña y atentando directamente contra la mismísima Constitución española, provocando además violentos altercados callejeros que ocasionaron más de cuatrocientos agentes heridos de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
Como vemos, auténticos golpes de Estado, revueltillas o piedras de mechero, dependiendo, lamentablemente, de la cuerda política del observador, de la falta de objetividad y de la opinión tendenciosa de cada uno.