Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


El bullying evoluciona en mobbing

15/06/2019

-«Vivimos tiempos oscuros pequeño Frodo» -, así le decía Gandalf el Gris al pequeño Hobbit de la comarca Bolsom en la primera película que adaptaba la gran historia de Tolkien.
A día de hoy no es el mago Gandalf el que nos lo anuncia, ni somos habitantes de la Comarca, pero sí somos pequeñas piezas de un puzle, o cifras inexcrutables en un sudoku de tamaño sideral en la sociedad española.
Nos dicen todos los indicadores que no vivimos tan mal, pero no es oro todo lo que reluce. Tener la hucha de las pensiones en riesgo de quiebra técnica, las ratios de empleabilidad juvenil en déficit estructural, la educación con síntomas de dejadez y abandono por parte del Estado, no son más que síntomas de un mal mayor. Nos hemos cansado de vivir bien. Nos queremos empeñar en sufrir consecuencias irreconducibles.
Es bastante frustrante encontrarte día sí y día también a gente que quiere humillar a todo lo que les rodea a través de medias verdades, de soflamas soberbias y de prepotentes actitudes.
Esto no es más que el fruto de un sistema que ha empoderado a los creadores del bullying en sus años de colegio y son los que han traído el mobbing a las empresas. Esos mismos a los que les reían las gracias en el cole, esos a los que no se les dio una lección demostrativa de dónde están los límites de la soberbia, la envidia y la avaricia. Esos mismos que eran acosadores en el cole ahora son directivos en empresas, funcionarios en instituciones públicas o parados de larga duración, e incluso políticos de profesión. Y no saben dónde están los límites, porque nadie les enseñó a limitarse.
En realidad, da igual a qué se dediquen, siguen teniendo en sus actitudes un afán de imponer ideas de manera abusiva y humillante. Son, por qué no decirlo, unos chulos a los que habría que expulsar y desterrar de la sociedad moderna, pero el silencio cómplice lo único que hace es auparles a puestos aún más altos.
Ese personaje sigue y seguirá siendo un indeseable, y les siguen riendo las gracias. Sigamos aupando a los delincuentes, a los abusadores del cole como modelo y no les corrijan a tiempo, así pasará.