Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Garrote y tente tieso

07/09/2019

Dice el refranero que ‘no hay dos sin tres’, pues es en estas que me veo votando de nuevo este otoño a las Cortes Generales. Lo que me plantea una sensación de esperanza: ¿hora de cambios?
Muchos votantes nos hemos dado cuenta de la necesidad de crear bloques fuertes, y útiles, que combinen eficacia política dentro de los cánones de la ideología de cada cual. En resumen, la vuelta a un bipartidismo potente, y una disminución, ya de una vez por todas, de la fortaleza que se les imprime a unas minorías avariciosas y soberbias en este sistema electoral anacrónico que seguimos sufriendo.
No es que crea que las minorías tengan que desaparecer, tienen que tener el peso que esos votos suponen, poco peso decisorio en la política del resto. Es que creo que las minorías se ven con la superioridad moral como para imponer al resto sus ideas que muy pocos comparten y votan, por eso son minoría.
La necesidad de un sistema electoral nuevo precisa de cambios de calado, en el que los grandes partidos se pongan de acuerdo en hacer lo que toca hacer. Y ahora toca. También en Castilla-La Mancha habría de cambiarse, de nuevo, la configuración de las cortes regionales. Se hizo mal para dejar en peor lugar a los anteriores, y los actuales lo van a hacer mal, de nuevo, si no se ponen de acuerdo los principales partidos regionales: PP y PSOE.
Para ello es necesario que los partidos tengan puentes de unión, diálogo y entendimiento. No se confunda esto con sumisión y seguidismo, ni la vuelta a la “consejería de la oposición” que se vivía décadas atrás. Firmeza y seriedad, y búsqueda de entendimientos.
Si alguien esto no lo entiende, entonces que se dedique a otra cosa, porque la política es eso, el arte de entenderse. Pero claro, como en botica, siempre hay de todo. Desde los ofendidito’s con sus ‘uyuyuyuy’s’, los enfadadazox con sus ‘ayayayayx’ y entre tod@s, elle sole, la oposición, se murió.
El arte de entenderse goyesco (duelo a garrotazos) tiene su atractivo. Complementemos el garrotazo con algo de seso y, a ser posible, con gotitas de ilusión, altura de miras y sentido de la responsabilidad. Son grandes esfuerzos, sí, pero todo ello traerá mejores resultados.