Editorial

Trump, comandante de la estrategia errática de EEUU en política exterior

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El mandato del presidente Donald Trump como comandante en jefe de la mayor potencia militar del mundo llegó a un punto de inflexión dramático el pasado jueves cuando se encontró frente a frente con sus contradicciones. La incoherencia entre su retórica belicosa y sus promesas de mantener una política exterior no intervencionista quedaron en evidencia como nunca antes. Hasta ahora se había manejado bien en la disyuntiva de querer sonar duro porque eso es popular pero no llegar a una guerra porque eso es impopular, máxime a un año de la posible reelección. Pero esta semana ha podido dar un paso en falso y sin retorno. Con la tensión con Irán avanzando desde hace semanas en una peligrosa escalada en una de las regiones más explosivas del mundo, Trump suspendió tan solo diez minutos antes de la hora prevista un ataque en respuesta al derribo de un dron no tripulado estadounidense. Esta marcha atrás denota lo inestable y errático que es el inquilino de la Casa Blanca y muestra una profunda falta de criterio ante decisiones tan difíciles como la de dar la orden de lanzar una ofensiva militar de ese calado.

Trump actúa de manera errática en política exterior, abriendo múltiples frentes que debilitan a su país de manera imparable. Plantea una guerra comercial a Rusia y a China, amenaza a la UE, fracasa en Siria, desafía a Corea del Norte sin resultado alguno, lo intenta con Venezuela durante un tiempo, incursiona con sus buques en aguas de la China meridional y vuelve contra Irán, a la que tiene en el punto de mira desde que hace un año decidiese retirar a su país del acuerdo nuclear firmado entre las grandes potencias e Irán, y que se cumplía a rajatabla, según la ONU. Trump está dando palos de ciego. Ahora parece querer trasladar la imagen ficticia de un imperio magnánimo que perdona la vida de los rebeldes iraníes, pero que puede golpearlos en cualquier momento, cuando lo desee. Parece más bien un fallido intento de querer mostrar a Irán como un país vulnerable, para socavar su influencia en Oriente Medio, mientras lo sigue asfixiando económicamente.

Es muy peligroso que Estados Unidos esté en manos de un presidente que actúa en caliente por impulsos. Escribió el jueves en Twitter que se echó para atrás justo antes de apretar el botón rojo porque se acababa de enterar de cuántas bajas humanas podría provocar. ¿Tendremos tanta suerte la próxima vez? El otro interrogante ahora es saber si después de haberse visto al borde de una confrontación militar directa, ambos países deciden reducir la tensión o, por lo contrario, siguen jugando con fuego en una región donde cualquier movimiento en falso puede hacer saltar todo por los aires y tener graves consecuencias no solo para Irán y Estados Unidos, sino que repercutirán en el resto del mundo.