Javier D. Bazaga

NOTAS AL PIE

Javier D. Bazaga


Una pizca del alma

05/02/2021

Algo muy importante nos hemos debido dejar por el camino en este año de pandemia. No me refiero solo a las víctimas de la Covid-19, que también. Todas aquellas personas que ya no estarán ya con nosotros cuando todo esto acabe,     –que acabará–, compartiendo su conocimiento, recuerdos o risas. Y sus familias, que se ven obligadas a padecer un duelo incompleto por no poder decir adiós como es debido, como te lo pide el cuerpo, y sobre todo como te lo pide la mente. Además de eso, me da la sensación de que se nos ha quedado una parte del alma por el camino.
Fíjense, sepultados en cifras de muertes, contagios, incidencia acumulada, tasa de mortalidad –o de letalidad–, ocupación de camas, camas UCI, de las otras, uso de respiradores, vacunas puestas, las quitadas, las que no llegan, y un largo etcétera, casi daban ganas de que llegaran las próximas elecciones en Cataluña. Como que iban a servir de entretenimiento para el cerebro, un descanso. Una nueva pugna política, eso sí, de nuevo alejada de la realidad que vivimos los ciudadanos, pero un nuevo tema de conversación para el trabajo o las videollamadas con los amigos –que todavía nada de contacto social, por favor–.
Esas conversaciones en las que poder decir, de un lado, «mira lo que ha hecho Sánchez otra vez, pues ¿no va ahora y dice que Abascal tiene más sentido de Estado que Casado? ¿Le está blanqueando acaso?». Y del otro lado, «pues ¿no va Casado y dice que no aprueba el decreto para gastar los fondos europeos, con la cantidad de dinero que nos puede venir? ¿Ahora es antipatriota acaso?». Y Cataluña. Que si ahora digo que no pactaré con los independentistas. Otros que no pactaré con los unionistas. Y los de más allá riendo por la gracia de que las elecciones son el 14 de febrero, y que pase lo que pase habrá reconciliación, por el día de los enamorados.
Pero no hay manea. Ayer volvimos a la dura realidad con la polémica de la gerente del hospital de Alcalá, Dolores Rubio, que sugería quitar el móvil a los pacientes para que no tuvieran interferencias a la hora de ser trasladados al ‘famoso’ Hospital de epidemias Isabel Zendal. Un acto de inhumanidad como el querer privar a los pacientes de la comunicación con sus familias. Privarles de su cercanía y de su contacto, aunque sea telefónico, ahora que no podemos juntarnos.
Y ojo, que tienen todo el derecho a tildarme de ingenuo, pero se me cayó el alma a los pies cuando descubrí que hospitales y comunidades autónomas tiene planes, redactados ¿eh?, de “humanización de la sanidad”. De los que hablan de acompañar a pacientes y familiares para pasar el trago de la mejor forma posible, sin parecer máquinas. Reconozco que he debido tener mucha suerte en mi paso por la sanidad, porque no he visto mayor acto de humanidad de cuidar del otro. Por eso digo que algo se nos ha debido caer por el camino. Algo de humanidad. Algo de sensatez. Una pizca del alma. Que saldríamos mejores nos decían...