Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Cosas del 23-F

25/02/2021

Hay acontecimientos, como la intentona golpista del 23-F, que todos recordamos cómo, dónde y con quién los vivimos. Junto al miedo por cuanto podía perderse, mi evocación de aquel día está salpimentada de cierta comicidad, que bien pareciese propia de algún monólogo de Gila, dicho esto con todo respeto a quienes en aquellas fatídicas horas temieron por su suerte personal.
Hacía unos meses que la revista en la que inicié mi carrera profesional había cerrado. Nuestro piso, en Madrid, era un bajo a cuyo pequeño patio daba la ventana de un vecino, quien era sacerdote y gustaba reunirse con algunas feligresas entreteniéndolas imitando la voz de Franco. También era remitente asiduo de cartas al director del ‘El Alcázar’.
Esa tarde, el entusiasmo en su salón era notable. A sus consabidas algazaras se unían marchas militares a todo volumen. Aquello no era normal. Como la ‘juerga’ patriótica no parecía tener fin, pusimos la radio y supimos cuánto ocurría en el Congreso de los Diputados. Ya de noche, me acerqué a un kiosco de prensa cercano, pensando que quizás hubiese salido alguna edición especial de los periódicos nacionales, pero estaba cerrado. Comenzaba nuestra particular noche de los transistores.
Semanas después, en el juzgado donde se veía la demanda colectiva presentada por el cierre de la publicación donde había trabajado, coincidimos con Miguel Ángel Aguilar, quien nos contó anécdotas del asalto. «Hubo algún diputado despistado– nos decía carcajeándose- que cuando reunió valor para alzar la vista desde el suelo, al ver caminar por entre los escaños a un número de la Guardia Civil se dirigió a él, agradecido, diciéndole: menos mal que han venido ustedes, porque hace un rato han entrado aquí unos pegando tiros y casi nos matan a todos». También nos confesó que cuando los golpistas quisieron echar a los periodistas del Congreso, un compañero les dijo que eso sería un error, porque si la asonada triunfaba, «tendría que haber testigos de su ‘hazaña’ para contársela al mundo».
De mi vecino de entonces aún se encuentran rastros en internet vinculado a movimientos de integristas católicos y de ultraderecha. Con estas pequeñas cosas, alejadas de la seriedad y gravedad con que se recuerda el 23-F, también se escribe la historia de cómo la libertad y la democracia vencieron a la trama involucionista.