Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


De diablos

18/01/2021

El dicho dice: ‘cuando el demonio, nada tiene que hacer, con el rabo mata moscas’. Pues, eso es lo que está pasando, mejor dicho, es lo que pasa en este terrible mundo que estamos viviendo, que el diablo y muchos de los suyos, están actuando a la vista de todos de una manera muy justificada, en apariencia parece ser que no, que son cuentos y leyendas de tiempos ya pasados y que, en la actualidad, el tiempo de la progresía, eso del mal y los demonios son cosas de supersticiones absurdas, más bien del medioevo o hasta de los tiempos del siglo XIX.
Porque la verdad, en un mundo que no creé ¿Por qué iba a creer en el demonio? Que es el antagónico al bien, y como digo en esta sociedad ya muy evolucionada y sin creencias, nada más que en el ego, como única relación con el resto, ¿Para qué se va a tener fe? Veamos, en principio en apariencia es mucho más fácil no creer en el bien o en Dios, lo mejor solo es creer en uno mismo y estar en la sociedad no para conformar eso, sociedad, sino para aprovecharse de ella. Es decir, que los tiempos actuales, son los marcados con mensajes indirectos que se reciben arropados, del buen rollito de ayudar a la comunidad, una palabra que tiene la raíz ‘común’, igual raíz a la palabra de una idea social muy concreta, que alguien llamó filosófica, y que en verdad solo incita al aprovechamiento del resto de esa comunidad, envuelto en el adjetivo de la solidaridad y no la caridad. No haciendo nada diferente, de lo que todo el conjunto de la sociedad de todo pensamiento está haciendo, por eso los demonios y diablos cada vez son más, y al tener menos trabajo ahora, muchos solo están matando moscas con el rabo, pero en verdad están trazando ideas cada vez más perversas y destructivas para con todo el resto que vamos quedando, en el intento de que no nos toque. Pero hasta muchos de esos que van a ciertos actos religiosos, derivado de sus acciones están más cercanos por su tibieza reconocida, al mal que al bien, porque el bien es en verdad luchar, y hoy día en las tres o cuatro últimas generaciones han emblandecido tanto las cosas que cualquier esfuerzo provoca dolor, y por tanto al no querer el dolor, cada vez es más tiempo de diablos.