Cuando las vivía en activo, experimentaba la relatividad del tiempo: la primera semana se alargaba como un chicle pero la segunda se evaporaba y de repente estaba frente a la urna. Seguro que a mis excompañeros periodistas no se les hace corta ni una ni otra, sobre todo los que acompañan a los políticos en sus rutas por la geografía regional o nacional, según toque.
Los candidatos son de los míos; dejan patente en sus campañas que Einstein estaba en lo cierto. A algunos parece que les hayan sobrado catorce días y a otros les faltan para seguir contándonos qué harían y cómo. No sé, juzguen ustedes si han estado atentos quiénes han querido permanecer en la sombra tras un cartel y quiénes han deseado estar lo más presentes posible y que les caigan las preguntas que les tengan que caer. Curioso ha sido, sin llamar la atención porque en este juego nada es sorprendente, lo de pixelar siglas, como si de un menor en una revista de papel couché se tratase; personalizar al máximo para dejar en mínimos el partido. También confieso que los hay a los que ni he mirado, ni escuchado. Ya ni soy política, ni ejerzo de periodista, así que eso que gano, pero me cuentan los más valientes que se han atrevido a poner alguna entrevista de radio que daba vergüenza.
Yo siento perderlo como compañero cuatro años, pero le deseo a él y a Elena Morales, que son a quienes conozco personalmente en la candidatura de Unidas por Talavera, que entren en el Ayuntamiento y si puede ser acompañados, mejor. Fidel Cordero se ha plantado en los actos y debates con un programa claro, con ideas para la ciudadanía, con un sobrado conocimiento urbanístico e histórico, con conciencia social... y sé que a más de uno ha sorprendido para mucho más que bien. A Fidel le falta campaña para demostrar qué tipo de políticos podríamos tener. Eso sí, él se plantaba en los debates mientras otros candidatos dejaban los pocos debates organizados plantados. Una pena no haber podido ver ni una sola vez a todos juntos. Habrá que preguntarse por qué.