Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


La invasión de los parques solares

09/07/2021

El negocio se ha vestido de verde y ha llegado para llevarse lo que quedaba. Primero vinieron a por los ríos, los llenaron de presas y embalsaron. Los privatizaron. Qué más da. Ya nadie se acerca a ellos. Llenaron los campos de torretas para evacuar la energía desde las centrales hidroeléctricas, construidas sobre valles perdidos: pueblos inundados, habitantes expulsados. Hoy los territorios más pobres de España (y más vaciados) se ubican en esos territorios del Guadiana medio, Arribes del Duero, o Tajo extremeño sepultados por el negocio hidroeléctrico que llaman verde las grandes multinacionales. El último gran bocado han sido los afluentes del Duero portugués. Y ahora toca llenar las últimas sierras libres con enormes parques eólicos; parchear el territorio sin sentido con plantas solares. Y cada uno con sus tendidos eléctricos de evacuación, sus centros de transformación, el impacto sobre el territorio, el ecosistema, el paisaje…
Sigo durante estos años los que están colocando en la raya de la Zepa de Torrijos. No sé si aguantarán las avutardas. Ahora he echado un vistazo a alguno de los proyectos de los eufemísticamente denominados ‘parques’ solares que se proyectan en Talavera de la Reina y su entorno más próximo. Me quedan bastantes por analizar, pero compruebo que las modificaciones urbanísticas a la carta han desbrozado perfectamente el camino –no podía ser de otra manera, tal como hicieron hace un par de décadas con el del ladrillo– para que esta nueva burbuja se instale sin ningún impedimento donde quiera y como quiera, sin orden ni planificación. Ya reventará y la pagaremos entre todos. Como la otra.
Tres proyectos –de momento– me preocupan especialmente en Talavera por su impacto al paisaje y al patrimonio ambiental y cultural, esas cosas que como siempre sobran y estorban. El primero es el que se quiere colocar en la falda del Berrocal, en el entorno de Las Córdobas y Santa Apolonia, y que incluso se lleva por delante un buen pedazo de dehesa y alcornocal maduro (‘centenarios’ según recoge el propio proyecto), en la falda del Bárrago. Serán 49,36 hectáreas y 18 megavatios.
Otro de ellos es el que se pretende ubicar en la finca El Cristo, enfrente de la desembocadura del Alberche, junto al propio Tajo. 66 hectáreas y 35 megavatios en una de las zonas que deberían contar con mayor nivel de protección del término municipal, en el entorno del LIC de las barrancas, y que constituye junto a la desembocadura del propio Alberche en la otra margen y hasta la del Sangrera aguas arriba, junto con el LIC, un espacio natural de primera magnitud.
Y el último de esta selección de urgencia, el que se quiere colocar casi encima del embalse de La Portiña, en la labranza de Miraflores, a caballo entre los términos de Pepino y Talavera. Una ubicación que otro de los proyectos (el primero que he indicado), descarta por el elevado impacto ambiental. Serán 16,5 hectáreas de una de las tres islas en las que se divide este proyecto.
No tengo más espacio, pero queda por decir que todas las ubicaciones se sitúan sobre Suelo Rústico: la primera De Reserva; las dos últimas sobre no Urbanizable y de Especial Protección, según el Plan de Ordenación Municipal de Talavera de la Reina. Y que qué más da. Que no hay ordenación, ni planificación. Y que todo vale, todo sigue valiendo. Lo renovable es el señuelo, lo que vende; junto con el banderín de enganche falso de rescatar a la España vaciada, y ahora los novísimos fondos de reconstrucción. Lo de siempre.