Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


La Ford para Talavera (y II)

28/12/2022

La comitiva talaverana, con el alcalde a la cabeza, llegó a media mañana a las puertas de la embajada americana en la calle Serrano de Madrid. Allí los recibe, por no estar el embajador, su sustituto John Jurecky y una nube de redactores de todos los periódicos nacionales e, incluso, algunos corresponsales de agencias mundiales. Todos tienen que esperar largo rato al camión de las cartas porque el conductor sufrió un despiste y se perdió por las calles madrileñas. Cuando consigue llegar, se hacen las fotos de rigor y los empleados de la embajada trasvasan a su interior la correspondencia en grandes carretillas.
En los días siguientes todos los medios de comunicación tratarían la noticia, hubo opiniones para todos los gustos, como suele ser habitual, los más, alabaron la iniciativa y su repercusión, otros, más ácidos, la compararon con la película 'Bienvenido Míster Marshall' del genial Luis García Berlanga.
El 30 de enero de 1973 una gran furgoneta de la Ford llegó a Talavera por la mañana, muy temprano, y se dirige a la administración de Correos, allí deposita más de 40.000 cartas personalizadas en contestación a todas aquellas que con remite fueron enviadas por los habitantes de Talavera y su comarca pidiendo a Henry Ford II la nueva factoría para Talavera; en ella,  Walter Hayes, ejecutivo de relaciones públicas de Ford y en nombre del vicepresidente de la división europea de la Ford, desde Londres, daba las gracias a Talavera por la cariñosa acogida de su proyecto y explicaba cuáles eran los condicionantes que barajaban para establecer una fábrica de automóviles. En los días sucesivos los carteros comenzaron a distribuirlas por las casas de la ciudad y los pueblos de la comarca. Pero la Ford no vendría a Talavera, se iría a la localidad valenciana de Almussafes.
En marzo de 1973, Francisco Gómez Martín, un sevillano casado con talaverana, que vivía en Toledo, será el único que sacará provecho real de todo el asunto de la campaña. Pide al Ayuntamiento de Talavera permiso para comercializar un slogan que piensa editar para automóviles en papel adhesivo, costumbre que se estilaba mucho por entonces, el slogan decía: 'Aún sin la Ford Talavera es la mejor'. El lema cuajó y cientos y cientos de coches talaveranos lucieron en su luna posterior la pegatina por aquellos años.