Javier D. Bazaga

NOTAS AL PIE

Javier D. Bazaga


Evitar otros riesgos

09/07/2021

Nunca será suficiente. Podemos estar pidiendo toda la prudencia del mundo justo en esta última fase de la pandemia, con la inmunización de ‘rebaño’ a la vuelta de la esquina, que nunca será suficiente para evitar que se produzcan irresponsabilidades. Es verdad que últimamente se está estigmatizando a una parte de la población, en una franja de edad determinada, por sus comportamientos «sociales» como el que tuvimos ocasión de comprobar con los viajes de estudios a Mallorca, y el circo que se montó después. Pero es que esa parte de la población se está ganando a pulso que se les responsabilice de la nueva escalada del virus que amenaza con una quinta ola, y un tsunami en los jóvenes, agravado por el poder contagiador de la variante ‘delta’ del virus, que por suerte en la región aún tiene una penetración inferior al 10% de los casos.
Todos estamos cansados, y con ganas de salir, claro que sí. Y la llegada del verano hace que anhelemos unos días de descanso casi como los de antes. Los niños ya están de vacaciones, las piscinas han vuelto a abrir con cierta normalidad, las calles se han vuelto a llenar de bullicio, las terrazas de alegría y risas… Pero hay rutinas que aún no estamos preparados para dejar atrás, como la prudencia en las relaciones sociales o el uso de la mascarilla en determinados espacios o situaciones.
Buena parte de la población ha interiorizado el riesgo de esta enfermedad. Pero otra no. Y soy consciente de que al generalizar se cometen injusticias, que hay chavales que, incluso estando de botellón, han mantenido las distancias, como también me he cruzado con gente de mi ‘quinta’ que no quiere ver una mascarilla y rechaza las vacunas. En fin. Pero en el caso de los jóvenes, al no padecer los efectos tan devastadores que tuvo en las edades más altas, no hay tanta conciencia de la gravedad de la pandemia. Pero sí que tiene efectos, y grandes.
La Atención Primaria vuelve a estar muy tensionada en los centros de salud, impidiendo que se puedan atender debidamente otras patologías. Y el verano dorado que todos nos habíamos imaginado, también en el sector turístico, se empieza a desvanecer como un espejismo ante la amenaza de algunos países de declarar a España como zona de riesgo, de nuevo, por la propagación sin control del virus. La prioridad sigue siendo salvar vidas, claro, y menos mal que los mayores están vacunados y podemos seguir encadenando días sin fallecidos. Pero la economía y determinados negocios no pueden aguantar un verano más sin actividad. Los jóvenes no son los responsables de la pandemia, cierto, pero sí pueden contribuir a evitar que se extienda más de lo necesario por nuestras ciudades y costas.
Todos estamos muy cansados del bicho, y con muchas ganas de poder volver a disfrutar como antes. Pero que la impaciencia no nos haga volver a dar pasos atrás, con nuevos toques de queda, cierres del ocio nocturno o peor, cierre de fronteras, porque las consecuencias ya puede que sean irreversibles.