Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Animales en casa

19/03/2020

Tal es nuestro afán por considerar como a uno más de la familia a los animales que viven en nuestra casa que, ahora que entre todos debemos hacer frente a las medidas impuestas por la declaración de alarma para la gestión de la crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19, empezamos a cuestionarnos como debemos tratarlos porque no son personas.
Durante los primeros casos en China, la población manifestó distintas reacciones frente a los animales domésticos. Algunos los consideraban posible fuente de contagio y decididamente los sacrificaban e incluso los arrojaban por las ventanas para deshacerse de ellos. Otros muchos organizaron una cadena para atender a los animales recluidos en las casas sin que sus propietarios pudieran atenderles. La restricción de movimientos coincidió con la fiesta de año nuevo, por lo que los ciudadanos que estaban fuera de sus domicilios no podían regresar, y los animales morían de hambre y de sed.
Al llegar a España el coronavirus Covid-19, la mayoría ya está bien informada sobre su relación con los animales, a pesar de que circula información desvirtuada que nos confunde. Sabemos que, por lo general, los virus son específicos, es decir cada uno infecta a una especie diferente. Conocemos que la familia Coronaviridae reúne una gran variedad de virus, coronavirus, genéticamente diferentes que son patógenos unos para el ser humano y otros para otros mamíferos o aves. De hecho, estamos familiarizados con el coronavirus canino y el coronavirus felino que enferman a nuestros animales pero que a nosotros no nos afectan, al igual que el Covid-19 es patógeno para el hombre pero no afecta a los animales.
No hay evidencia científica que indique que el Covid-19 se replique en las células de los perros y los gatos y, por tanto, sean portadores o transmisores de la enfermedad. Sin embargo, debemos seguir una serie de cautelas en su atención y cuidado para seguir cumpliendo las medidas impuestas para contener la propagación de la enfermedad entre las personas.
Debemos tratar de mantener sus rutinas y eso conlleva que salgan a la calle, estarían más cómodos en el campo o en una casa con corral y patio pero eso lo dejo para otra discusión, y alguien debe portar su correa. Hay que llevarlos atados en todo momento y procurar que el tiempo del paseo fuera de casa sea el imprescindible. Mantener la distancia de seguridad con otros humanos y no hacer las tertulias habituales con propietarios de otros perros.
Si precisan atención sanitaria, las clínicas veterinarias permanecen abiertas pero allí también deben guardarse las medidas, por lo que debe procurarse una cita previa antes de acudir. Si su dueño está afectado pueden llegar a transportar partículas virales, de manera pasiva, por lo que, como siempre hacíamos antes, ahora también hay que lavarse las manos con agua y jabón después de tocar a los animales
Lo que de verdad no necesitan, ni nos ayuda a nosotros, es ponerles mascarillas que les angustian y alteran, mucho menos frotarles con gel antiséptico las patas y el hocico y menos aún comprar por ahí antivirales o vacunas frente a coronavirus entéricos para protegerles.