Sigue el debate sobre la política que se debe llevar para ¿resolver? el problema de la inmigración y, mientras tanto, poco se debate sobre la política demográfica. España en particular y Europa en general, ve como desciende la tasa de natalidad. En España la tasa era de 10,42 en 2010 habiendo bajado en 2018 a 7,86. En Castilla-La Mancha la reducción ha sido aun mayor, pasando de un 10,52 en 2010 a un 7,75 en 2018. Sólo durante el primer semestre del año pasado nacieron en España 179.794 niños y murieron 226.384 personas. El mayor número de nacimientos entre la población extranjera residente en España permite reducir el efecto de que las cifras sean aún más nefastas. En Castilla-La Mancha la tasa de natalidad entre los inmigrantes ha sido del 15,80 en 2018, más del doble que entre los de madre española. Si a esto le añadimos que la esperanza de vida se encuentra cerca de los 83 años y que, según la Universidad Seattle, en 2040, España será el país con mayor esperanza de vida del mundo con una edad de 85,8 años, tenemos claro que habrá que empezar a plantearse muchas cuestiones. La primera es si se debe llevar a cabo una política para apoyar, potenciar y defender que aumente la tasa de natalidad si no queremos convertirnos en un país de viejos. La segunda es que debemos tomarnos en serio las políticas migratorias y de integración de los inmigrantes en la sociedad española. Hoy algo más del 10% de la población española es de origen extranjero, pero la baja tasa de natalidad de las españolas, la mayor tasa de natalidad de las extranjeras y la entrada de inmigrantes hará que ese porcentaje aumente de forma importante. Apoyar a las madres, potenciar políticas de ayudas en todos lo niveles, debatir, discutir y buscar soluciones. Ahora hablamos de la España vaciada por el éxodo de la población rural a las zonas urbanas, pero ¿qué sucederá cuando empiece a caer la población de toda España?