Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


El extranjero

09/07/2021

Imaginen que un visitante extranjero llega a Toledo. Quiere conocer la ciudad  por la historia acumulada. No será una visita de unas horas ni de un fin de semana largo. Ha decidido quedarse, quiere comprender la ciudad. Deambulará por el centro histórico y descubrirá las huellas, muy borrosas, de sus antiguos moradores. Buscará a los pueblos originarios y a los que vinieron después: los cartagineses que pasaron; los hebreos que se asentaron y construyeron barrios; los romanos que la invadieron, la colonizaron y la transformaron; los visigodos que la convirtieron en  centro político y religioso de su reino, dispuesto a competir con la lejana Bizancio, los bereberes que la ocuparon con algo de violencia, aunque más mezcla y mestizaje de lo contado.
Más tarde llegarían los sirios, huyendo de las  intrigas de Bagdad. Con su presencia ilustrada y la colaboración de sus habitantes levantarían un centro de irradiación y cultura tan importante como Córdoba. Siglos después serían  desplazados, al menos del poder, por gentes del norte, sobre todos francos. Las mezquitas se transformaron en iglesias como los templos romanos habían  sustituido a los templos paganos. En el transcurrir de siglos la ciudad conocería tiempos de paz fecunda, de estancamiento prolongado, guerras y rebeliones. En fin, la historia de una ciudad a través del urbanismo, de la arquitectura, de la escultura, de la pintura. Aunque, fragmentariamente, todo eso es posible verlo, atisbarlo o intuirlo en  los vestigios  de la ciudad.  
Las dificultades surgen a medida que se aproxime al presente. El siglo XVIII ya es difícil de rastrear, a pesar de algunas arquitecturas y pinturas notables. Las complicaciones aumentarían con el siglo XIX. Parece no haber existido cultura, excepto la obra de algún erudito. No abundan la arquitectura, ni la escultura ni la pintura. Es como si el ‘Genio antiguo’ del lugar se  hubiera esfumado. Lo mismo le ocurriría con el siglo XX. Pocas pistas existen de arquitectura salvo las repeticiones  impersonales de la especulación reciente. Imposible saber si alguien  hizo escultura, pintó cuadros, rimó poesía en los que se contuvieran los ideales, las ansiedades, las contradicciones de los habitantes de ese siglo. Existe un vacío  expositivo. El extranjero se marcharía con la sensación de que la ciudad  murió a  mediados del siglo XVII. Los siguientes solo estarían habitados por sombras.