Fernando Díez Moreno

Política y Humanismo

Fernando Díez Moreno


El exceso de información (29)

22/02/2021

El pasado 24 de enero se celebró la festividad de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas. Hagamos alguna reflexión.
Una persona que se tenga por humanista o que aspire a serlo debe estar informado. Pero hay muchas maneras de estar informados. Están los distintos canales de TV y las diferentes emisoras de radio, con sus correspondientes tertulias. Están los múltiples diarios de papel de ámbito nacional, regional, provincial y, en muchos lugares, también local. Están también las revistas de diversa periodicidad. Y luego están las redes sociales, ese moderno medio de información como son los twuitts, los e-mail, los SMS, los whatsApp ya individuales o ya en un sinnúmero de grupos desde los familiares a los profesionales, los blogs, facebook, instagram, linked in, etc, etc. Todo lo anterior sin pretender agotar los medios que nos ofrece la tecnología moderna.
De todo lo anterior cabe extraer una primera conclusión: estamos sobreinformados. Las noticias o los comentarios nos llegan por muy diversas fuentes, a veces se repiten y se solapan. Pero el deber de estar informado es de obligado cumplimiento para sentirse ciudadano del mundo, de la patria y de la ciudad en donde se vive. En definitiva, para sentirse persona. Estar informado debe ser una actitud constante y diaria del humanista.
A continuación exponemos algunas reflexiones, entre otras muchas, que se deberán tener en cuenta con la información que recibimos.
1) Los medios de comunicación no reflejan la realidad verdadera necesariamente, sino unos hechos que han sido escogidos o seleccionados dejando al margen otros que ayudarían a conocer la realidad completa.
2) Los medios de comunicación son elaborados por personas que supeditan su visión personal, sus opiniones, sus prejuicios, sus intereses a los intereses del medio en el que escriben o hablan y, además, lo hacen con prisa.
3) Ningún medio es absolutamente imparcial y objetivo. Todos tienen una línea editorial, defienden posiciones políticas, y difunden o prestan atención a un determinado tipo de cultura.
4) Los medios para ser rentables necesitan la publicidad, y la publicidad va, preferentemente, a los de más tirada o a los medios de mayor difusión o audiencia. La tirada o la audiencia se convierten así en el objetivo prioritario del medio, al que sacrifican los demás objetivos.
5) Los medios, para no perder tirada o audiencia, tiene que adaptarse permanentemente a la moda del momento, a la dirección en que sopla el viento y a la cambiante opinión pública, que los mismos medios pretenden conformar.
6) Cada difusor o redactor de noticias, el que envía un chat o redacta un twuitt, como cualquier persona, tiene sus simpatías, sus antipatías, sus compromisos, sus rencores, sus venganzas y, en su caso, su pequeña o grande corrupción.
7) Especialmente en cuestiones políticas e ideológicas cada cadena, emisora, red social o periódico tiene una opción que defiende atacando la contraria, criticando a sus líderes y magnificando sus escándalos o casos de corrupción. Tratan de influir en la opinión pública para decantarla hacia la opción que defienden.
8) Las redes sociales cumplen fines virtuosos en general, pero son también instrumentos de manipulación, de adoctrinamiento, vehículo de fake news y de adicción para quienes pasan sus días pendientes del móvil.
El caso de los periódicos es especial. Se puede leer solamente periódicos deportivos, como hace mucha gente. O se puede leer un periódico empezando por los deportes, luego las noticias locales, luego las nacionales y luego las internacionales. Pero a estas dos últimas se llega cansado o sin tiempo. Es evidente que si se hace así, el mundo intelectual y espiritual de quien lo hace  será ciertamente estrecho, limitado y pobre. Leer un periódico con el fin de formarse y de estar informado debe ser una actitud constante y diaria del humanista. Pero ¡atención!, leer un periódico tiene su técnica y sus peligros, como hemos comentado en los criterios anteriores.
Voy a poner un solo ejemplo. En el discurso de toma de posesión, el nuevo presidente de Estados Unidos, dijo entre otras cosas «Hace muchos siglos, San Agustín, un santo de mi Iglesia, escribió que un pueblo era una multitud definida por los objetivos comunes de su amor. ¿Cuáles son los objetivos comunes que amamos y nos definen como pueblo estadounidense? Creo saberlo: oportunidad, seguridad, libertad, dignidad, respeto, honor y, sí, la verdad». Pues bien, que yo conozca, ningún medio ha  reproducido este párrafo.
Se podrían añadir más reflexiones, pero las anteriores bastan para hacer unas advertencias sobre el exceso de información que padecemos y la necesidad de tener criterio en su selección.