Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


Telae caeli

15/12/2021

A pesar de las numerosas pérdidas de patrimonio, Talavera de la Reina conserva aún un conjunto de obras artísticas por las que merece la pena acercarse a la ciudad de la cerámica. Entre ellas, una de recomendable visita es la parroquia de San Andrés. En esta iglesia, hace ya un año, y coincidiendo con el día de su patrón, se inauguró un pequeño e interesante museo que permite la contemplación de una serie de ornamentos litúrgicos de seda, fabricados en su mayor parte en la antigua Real Fábrica de Sedas durante el siglo XVIII. Las instalaciones de dicha fábrica se encontraban en las proximidades del templo, como recuerdan los nombres de algunas de las calles cercanas, y fue fruto de la política desarrollada por los primeros Borbones a su llegada a España, con el objetivo de fomentar la industria nacional. La de Talavera se fundó en 1748, bajo Fernando VI, y prolongó su actividad hasta 1862. Su primer director, Juan Rulière, provenía de Lion, y trajo consigo trabajadores franceses, a los que pronto se sumaron belgas, italianos y alemanes. Junto a la actividad industrial, se generó, en torno a la Real Fábrica, todo un entramado asistencial, tanto médico como religioso, destacando la Hermandad de la Caridad de San José, integrada por muchos de sus trabajadores y con sede en la parroquia.
El pequeño museo, Telae caeli, instalado en el coro, nos ofrece la posibilidad de conocer una selección de lo que fue la abundante producción de la Fábrica. Además exhibe un patrimonio, del que España es muy rica, pero que en ocasiones no valoramos suficientemente, como es el textil. Nuestras catedrales, palacios y museos custodian unas extraordinarias colecciones de tapices, ornamentos, vestimentas, que pasan muchas veces desapercibidas. Lo mismo se puede decir de bastantes de nuestras parroquias. Y lo que no es valorado, no es conservado como se debe. Por ello hay que agradecer al párroco de San Andrés, don Vicente Domínguez, el esfuerzo realizado para la puesta en valor del patrimonio textil parroquial.
Pero no sólo por el museo es aconsejable visitar  San Andrés. La parroquia en sí ya es una valiosa muestra de la arquitectura del siglo XVI, aunque sus orígenes se remontan al XIII. En su interior guarda un hermoso artesonado octogonal, expresión del arte mudéjar tardío, y a lo largo de sus muros nos encontramos con un zócalo de cerámica del XVII, probablemente procedente de la desaparecida iglesia de San Clemente. Unas pinturas, recientemente restauradas, decoran, a modo de telas colgadas, los muros de la nave, mientras que el altar mayor está presidido un lienzo, de autor desconocido, que representa el martirio de San Andrés. Otras obras, no menos interesantes, son el bellísimo confesionario rococó, la pila renacentista del XVI y varias esculturas de los siglos XVI y XVII, junto a imágenes recientes que procesionan en la Semana Santa talaverana.
Una desconocida joya, estos días exquisitamente ambientada para Navidad.