Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


Escribir

05/11/2021

Escribir sobre milanos reales que vuelan sobre la autovía, y bajan hasta apresar con las garras los restos de pequeños lebratos, conejos, y cualquier resto que la noche haya dejado sobre la carretera. Escribir sobre las grullas que pasan contra el viento del oeste, ya como la única brújula de este tiempo.
Escribir sobre el plan de cuenca del Tajo, el novísimo engaño que políticamente, de nuevo, se va a dar por bueno. Y van tres. gobierne quien gobierne, en Madrid y Toledo, da igual. El Tajo es un cromo y un trágala a partes iguales. Escribir alegaciones como piedras, que golpeen y que despierten de una vez la conciencia en este tiempo de silencios cómplices, como siempre han sido. Escribir sobre los aviones roqueros que han vuelto este invierno a mi bloque. Este otoño menos. Volatineros entre los balcones y el vértigo de los cuarenta metros de altura. Escribir sobre los cernícalos que vuelan al atardecer, y por las mañanas frías se colocan sobre las bajantes para recibir los primeros rayos del sol que sale tímido tras las barrancas. Escribir sobre el sol perfecto, oblicuo y cálido de noviembre. Sol duro como un presentimiento, que esculpe cada detalle, cada matiz, sin términos medios: luz y sombra espesa. Escribir sobre las tardes que se escapan, tardes de urgencia a las que no me acostumbro por muchos años que pasen. Escribir sobre los escritores y, sobre todo, las escritoras, de San Petersburgo, Petrogrado y Leningrado. Bucear en sus historias, en los años del terror y el silencio, en la esperanza que nunca se agota de todo. Escribir de San Petersburgo y de Tánger, pasando por las puertas de Nápoles. Escribir sobre Nabokov y Rozhdéstveno, a orillas del río Óredezh. Escribir sobre los inviernos que ya pasaron y el que viene, que será frío y con la nave de los vientos de nuevo con las puertas abiertas y las corrientes de aire arrastrando de norte a sur un tiempo perfecto. Escribir sobre Ledoux, y sobre Wright. Escribir mucho, despacio, buceando en cada recodo hasta que la noche se acaba y ya no hay tiempo para más. Escribir sobre el Mediterráneo en otoño, con lluvia y la distancia marcada en brillos en la noche desde Tabarca. Escribir sobre el tiempo detenido en momentos que hago perfectos. Escribir sobre las estrellas que rilan en el frío de la noche, mientras espero que pasen las grullas de la madrugada. Escribir sobre lo que hay que escribir, cuando las nubes pasan como transatlánticos ingrávidos al anochecer. Escribir con lapiceros nuevos, en libretas nuevas, sobre libros nuevos, con la persiana hasta arriba dejando que la luz me invada. Escribir para que quede constancia de este tiempo, el de verdad. Escribir, y nada más.

ARCHIVADO EN: Río Tajo, Toledo