Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


El desastre de Annual

08/12/2022

El llamado 'desastre de Annual' hace referencia expresa a los sucesos que llevaron a la destrucción total de las tropas españolas de la Comandancia Militar de Melilla durante la operación militar de 1921 dirigida hacia la bahía de Alhucemas, un punto clave para establecer la conexión entre las zonas oriental y occidental del Protectorado español de Marruecos.  El caos español desde el punto de vista de la estrategia militar, junto con la lamentable situación de las tropas de reemplazo y de reserva, nos llevó a uno de los grandes desastres militares de nuestra historia a manos del caudillo rifeño Abd el-Krim, que tomó todo el Rif y casi se queda con Melilla, con miles de muertos españoles, heridos y cautivos. Aquello afectó y condicionó la política interna de España, derivando en una general ola de indignación que deterioró el régimen de la Restauración y, finalmente, propició el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera.
Del desastre de Annual paso, con licenciosa libertad, al desastre de Catar, con el símil futbolístico apropiado, después del fiasco de la eliminación de España por Marruecos en los octavos de final y en la tanda de penaltis. La fatal combinación entre las decisiones estratégicas de nuestros mandos, Rubiales y Luis Enrique, la situación de las tropas de jugadores reservistas habituales de banquillo y otros factores, ha desembocado en un desastre de enormes proporciones balompédica, frente a la rebelión del caudillo Walid Regragui, entrenador de Marruecos, que se hizo con el control de la eliminatoria, asedió nuestra portería en los penaltis y ocupó nuestra plaza de pase a cuartos.
Lejos del frente catarí, la situación interna española, como hace cien años, es también políticamente penosa, con repercusiones totalitarias de quienes debilitan al Estado para hacerse con el control de la Constitución, con Sánchez dando alas a la reforma de la malversación para complacer al separatismo, sin límites y a la espera de la presentación de alguna enmienda por parte de sus socios de ERC en busca de blanquear definitivamente todos los delitos que cometieron los cabecillas del procés. Se trata de hacerles un traje a medida, de manera que la malversación deje de estar penalizada justamente para lo que hicieron los golpistas catalanes en torno a la identidad y al nacionalismo de ciudadanos de primera y de segunda.
Dicen estos 'rifeños' reaccionarios que «no tiene sentido que, sin haber enriquecimiento personal o una estructura de corrupción, a Oriol Junqueras se le juzgue por malversación», como si la corrupción fuera solo el crimen organizado, que también, y no cualquier otro acto que atente contra la Constitución, contra los principios de solidaridad, igualdad, legalidad o confianza pública en la justicia. Cualquier justificación diferenciadora que se pretenda entre tipos de corrupción, con el único fin de modificar el Código Penal para beneficiar a estos bandarras, no es más que otro acto de corrupción en sí, que constata y confirma lo que digo. Otro gol de penalti por toda la escuadra.