Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Sólo faltaba Romanones

26/05/2023

En esta campaña sólo faltaba el conde de Romanones comprando votos y al final apareció. En esto ha culminado este esperpento que se ha montado estas últimas semanas que no habíamos 'disfrutado' con tan grosera puesta en escena como ahora.
Nuestro famoso cacique alcarreño me había venido varias veces a la memoria, cuando aquello de Sánchez ofreciendo en cada mitin una saca de millones o un capazo de pisos que se llevaban al BOE al día siguiente, aunque la cosa ya se hubiera publicado hacía unos cuantos meses o era un corta y pega de una promesa anterior, y que ya con aquello de regalar, casi, entradas para el cine a los viejos (estoy ya incluido en la categoría, que conste) había alcanzado, eso creíamos su máximo esplendor.
Y entonces sonó la flauta por Melilla y por Mojácar, el tambor. Lo del tal Aberchán, un pájaro de cuenta, que está inhabilitado por parecidas guarrerías, era algo presumible y hasta esperable. Quizás la obscenidad con que se ha perpetrado en esta ocasión ha sido lo que ha hecho ascender el olor a podrido y ha llevado a destapar el pastel. Que salpicaba a sus socios y al delirante gobierno melillense salido de las urnas anteriores y que hizo presidente a uno entonces en Ciudadanos, y que era el único diputado logrado por esa formación. Un yerno de Aberchán, que era consejero, es uno de los detenidos y su partido iba ahora en alianza con el pipirrana ese que está montando Yolanda Díaz, con Errejón, Colau y diversas izquierdosidades teñidas de nacionalismo y separatismo según por qué región.
Lo de Mojácar ya fue la definitiva eclosión de hedor. El segundo de la lista del PSOE y otro más pillados con las manos en la masa y en la compra de votos a temporeros nos ha llevado hacia atrás en el tiempo y a aquello que a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando se hablaba en pesetas y en duros, era moneda común sobre todo por parte de los caciques agrarios y que hicieron marca de la casa los dos más señalados, el jienense Romero Robledo y el alcarreño, Agustín de Figueroa, el muy mentado conde de Romanones. ¡Hay que ver donde hemos terminado progresando con el socialsanchismo!
En fin, que no puedo, ya llegados aquí, sino contar una de las anécdotas al respecto del famoso y muy ingenioso conde, eso hay que reconocérselo, y que quizás a sus émulos de ahora les puedan servir.
En unas elecciones, don Agustín, se encontró que le salía un rival en su circunscripción de Guadalajara. ¡Y encima era su cuñado!
Este puso en marcha su campaña siguiendo la costumbre familiar. Enterado de que el conde había comprado la vez anterior los votos a dos pesetas, el subió el precio a tres si se lo daban a él. Así fue recolectando muchos y se las prometía muy felices hasta que llegó el contraataque del Conde que lo dejo tieso y desarbolado.
Con sus mejores cachicacanes se puso a recorrer la provincia para localizar y convocar a los comprados por el cuñado a tres pesetas por barba. Y les hizo la siguiente propuesta.
-Mi cuñado os ha dado tres pesetas. Pues yo os las voy a cambiar por un duro. Me votáis a mí y os ganáis dos más.
Corrida la voz por todas las alcarrias, campiñas y serranías, hicieron el canje en tropel y Romanones volvió a arrasar en los comicios. Y sin tener que pagar ni un céntimo de más.
Todavía hay quien recuerda la historia convertida ya en leyenda. Que no se si hecho bien, visto lo que estamos viendo, en contar. Seguro que aprenden para la próxima vez.