Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


De traicionar

19/08/2019

Si se va a traicionar, que sea para llevarse un beneficio personal y, éste que sea grande. Es decir, que se midan bien las consecuencias. Porque si no es así, seguro que los traidores bajos, acaban como el Iscariote o los tres hispanos, Audax, Minuros y Ditalcos, muertos, porque en el momento de llevarse su beneficio «merecido» y «pactado», lo que se llevaron fue la perdida de todo, dado que perder la vida es perderlo todo. El Iscariote, según se intuye en las Escrituras, acaba quitándose la vida; porque de lo pactado por el Sanedrín ve que no es lo cumplido, y por tanto al verse traicionado por quienes le habían ofrecido un buen precio por el funesto y terrible pacto de la alta traición hacía con Jesús, su amado amigo, hacer su entrega por el pago de las treinta monedas, una estimable cantidad, para la época y aquella región. Así el Iscariote lo perdió, siendo él también víctima de una traición mayor que la suya. Y los tres hispanos, también se vieron inmersos en una traición al cumplimiento del pacto con Quinto Servilio Cepión, realizada la traición a ese pacto; que no solo no recibieron el buen dinero, de su gran traición hacía con Viriato, sino que el romano, ordeno que les quitaran la vida, por haber sido unos traidores, unos pobres traidores. Por todo ello, desde aquí doy un aviso-consejo a todos los que puedan ser «traidogantes»: Cuando se haga una traición, que esta sea de un gran beneficio a recibir, un muy gran beneficio, de dinero o de poder o de afectos, dado que el riesgo que se pasa, en cualquier caso es muy alto, y puede ser nada beneficioso y hasta contraproducente; se deben sopesar muy bien todos los detalles a usar para llevar a cabo la traición, detalles de sigilo, hipocresía, paciencia fría para realizarla, desfachatez, perder la moral al punto de llegar a ser un sinvergüenza real, un verdadero canalla, eso si todo ello bajo un cinismo extremo, lleno de ironía y agradabilidad, lo que se llama buen rollo, ser un verdadero buenista, llegando al punto de fresquista, lo que se sabe coloquialmente, decir lo que quieren oír, no generar conflictos, mantener un estado de sonrisa permanente, y así elaborar muy bien un engaño, con engaños y…