Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


José María Barreda

28/04/2022

He leído con interés y fruición las memorias de José María Barreda. Creo que quien quiera hacerse una idea de lo que fue esta región y lo que costó construirla no tiene más remedio que fijar su vista en ellas. Barreda es un socialdemócrata de corte clásico, que no engaña a nadie y lleva en su mirada lo más hermoso que a un hombre puede pedírsele, la honestidad. Cuando Diógenes iba por la vida con un candil diciendo aquello de 'busco un hombre', me imagino a José María esperándolo al final de la cueva.
Porque Barreda aúna en su persona varios hilos que conducen al humanista, el profesor y el político. Estuvo el otro día en la radio y parecía que no había pasado el tiempo. Los militantes lo respetan y lo miran con veneración. Y el ciudadano común de la calle todavía lo llama presidente, que creo es una forma muy hermosa de que a uno lo recuerden.
Empezaré por lo malo y así me lo quito de encima antes. Eché en falta algunas líneas más dedicadas al aeropuerto de Ciudad Real y la intervención de Caja Castilla-La Mancha, aunque sobre esta última escribe todo un capítulo donde queda claro además que se cuadra ante Zapatero. Moltó fue el chivo expiatorio de una época que, para lo que vino después, resultó pecata minuta. El resto de la obra me parece sensacional, con el brío que lleva impreso en su pluma. Se nota que es él y no ningún negro quien escribe y cuenta el paso de un tiempo del que fue testigo. Me resultan sorprendentes sus narraciones del Ciudad Real de los años sesenta y setenta del siglo pasado, cuando comenzó su educación en Marianistas y su afición por el balonmano. Ahí cuenta su contrariedad con los gratuitas, aquellos alumnos sin recursos que no pagaban y entraban a horario distinto en el colegio. El capítulo dedicado a la gira teatral con su hermano Ramón es impagable. Barreda es el paradigma de quien echando la vista atrás, no da crédito a cómo cambiaron los tiempos.
Clementina ocupa un lugar fundamental en las memorias y su vida, es la mujer que lo acompañó siempre, quien le dejó claro que antes que la revolución debía acabar la carrera. José María explica en las memorias que entró en crisis con el PCE, del que fue militante, cuando comenzó a darse cuenta de que no quería dictaduras, ni tan siquiera la del proletariado. Él estuvo con los comunistas cuando había que estarlo, contra el régimen del general Franco. No ahora, que sacan la momia del Valle para exhibir los fracasos de un Gobierno frentista.
Es muy crítico con la deriva de la política de bloques. Ahora llega el lío del CNI y los separatas, y el tiempo le da la razón. Habla muy bien de Isabel Rodríguez, porque él la descubrió; aunque la ministra tiene delante un campo de minas que ya veremos cómo salva. Me llama mucho la atención sus encontronazos con Bono tras la sucesión. Esto viene a demostrar que no hay descendencia perfecta y que nada hay más jodido que llevarse bien con quien te sustituye. Cosas de la condición humana, como el otro día dijo en la radio.
José María Barreda ha sido testigo y protagonista directo de un éxito auténtico, que es la creación y elaboración de una comunidad autónoma llamada Castilla-La Mancha. La niña de sus ojos es la universidad, cuando a los que entonces nos salía barba teníamos que emigrar a Madrid para estudiar. Él revirtió la cuestión y se siente muy orgulloso de ello. Ahora disfruta de sus nietos y ejerce de abuelo en una juventud sobrevenida. Es leído, intelectual y le gusta la poesía. Una de sus canciones es She is a rainbow (la chica del arco iris), de los Rolling. Parece más un tema de Beatles y se advierte su clara dedicación a Clementina. Que el tiempo áureo que habéis alcanzado os acompañe con la misma luminosidad que hoy lo hace.