Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Empieza todo

09/04/2023

Si ahora empieza todo, como decía Bertrand Tavernier en aquella estupenda película sobre la educación en los suburbios de Francia, ¿qué es lo que ha ocurrido antes?. Parece que el mundo ha comenzado en Magariños, ese polideportivo que pertenece al Instituto Ramiro de Maeztu de la calle Serrano en el que los aficionados de estudiantes crearon el lema más descabellado y surrealista que recuerda el deporte español: "demencia, la madre de la ciencia". Como les decía, viendo a Yolanda Díaz presentar su candidatura auto concedida a la presidencia del gobierno en ese mítico pabellón, cualquier desinformado sacaría la conclusión de que esta dirigente ha estado fuera de la actividad pública durante toda su vida y ahora se sacrifica para ofrecernos a todos un proyecto completamente nuevo, basado en las sonrisas y la ternura, y que cubra el "ansia de cambio" de los españoles. Que no ha tenido contacto alguno con los núcleos del poder y es ajena a todo lo que ha ocurrido en la presente legislatura en la que se conformó el primer gobierno de coalición de la historia democrática de España. Que está limpia por completo de los errores, los abusos y las condenas jurídicas que el recaen sobre el gobierno del país, y ahora llega ella a poner orden en el caos. Lo que se dice para que nos entendamos una enmienda a la totalidad de la labor del ejecutivo que preside Pedro Sánchez y en la que ella ocupa el número tres del escalafón.

Pero no. Si al desinformado que se ha creído la película de Sissi Emperatriz que se trasladó al pueblo español hace unos días, no tiene más que repasar la hemeroteca. Y descubrirá que ella está ahí desde enero del año 2000, donde verdaderamente empezó todo. Por decisión de dos señores muy poderosos, y como consecuencia del reparto de los puestos proporcional a los escaños de cada uno de los dos partidos que pactaron, ella alcanzó el ministerio de Trabajo y la vicepresidencia del gobierno, y allí lleva desde hace tres años y tres meses, compartiendo y firmando las decisiones del Consejo de Ministros, con sus errores y sus aciertos, escuchándola a ella parece que muchos más de los primeros que de los segundos. El ya celebérrimo "yo soy mujer y no soy de nadie" podría haber servido en aquél gélido invierno en el que el jefe de su grupo parlamentario decidió apostar por su nombre como uno de los ministrables. Pero entonces la ternura no era el ingrediente básico del proyecto. Y todo ha derivado en un período que merece la descalificación de quien considera que hoy empieza todo y lo anterior hay que borrarlo con rapidez y si puede ser también con amnesia colectiva.

Nadie sabe en qué quedará esta enésima escisión de la izquierda española radical. Ni la mutación de la radicalidad hacia la ternura. Pero sea lo que sea al final, no supone el inicio de nada sino la continuación de todo esto.