Pedro Carreño

La Ínsula

Pedro Carreño


‘El Moreno’

08/11/2022

Todos los pueblos deberían tener un 'Moreno'. Y si no lo tienen, tendrían que encontrarlo. Alguien con la exigente vocación altruista que se traduce, día a día, en servir a sus paisanos. A los contemporáneos, a los pretéritos y a los futuros. Alguien con una vocación sin fisuras, sin horarios ni días festivos en el calendario. Alguien con una dedicación sin nómina para dejar huella gráfica del paso del tiempo.
A José María Moreno -protagonista de esta columna-, es difícil recordarlo sin una cámara en la mano. Como también es tarea herculina encontrar un vecino, o una esquina de la Villa Geodésica, que no haya pasado por su objetivo. En su archivo, que es memoria del pueblo, conviven más de 30.000 fotos en papel. Muchas son de su padre -que de casta le viene al galgo-, y de paisanos que han querido contribuir con sus fotos familiares a ese archivo. Eso en papel, porque en digital, el archivo consta de más de 200.000 fotos de vecinos. También, de momentos y esquinas de la Villa Prima ab Origene Nostra.
La adarga que porta José María es una cámara de 'retratar'. Cuenta que su primera fue una Kodak, y que llegó a su casa allá por 1965, siendo él un crío. Con esa rudimentaria cámara, sintió la necesidad de estar en todos lados para contar todo lo que veía en su pueblo, y más allá de sus lindes.
Conserva con cariño y orgullo su primera foto. Es una instantánea en blanco y negro. No excesivamente bien enfocada, pero rotulada para salvaguardar la fecha y el sitio donde se hizo. 'Uno de mayo de 1969. Casa de los Forestales', reza esa fotografía en la que se apuntan algunos rasgos de la que sería la futura obra de José María.
En el primer plano, aparecen cuatro personas mayando. Son mayores. El hombre, con gorro de visera, pantalón de pana y el pitillo agotado en los labios. Las tres mujeres que le rodean gastan toquilla negra y mandil, como era costumbre. La más cercana al objetivo se protege del sol con la mano y mira a un punto desconocido en la lejanía de las sierras.
Los rasgos físicos, el paso del tiempo, y el reconocimiento a sus anónimas vidas, son el denominador común que impulsa el obturador de José María. Rostros y personas de su pueblo. De toda época y condición. De toda edad y magisterio. La materia prima que José María se ha obsesionado en inmortalizar con su cámara.
'El Moreno' es, porque se lo ha ganado y así se lo reconoció y concedió su Ayuntamiento, 'Cronista Oficial de la Villa'. Un título que, hoy por hoy, solo han otorgado cinco pueblos de Toledo a alguno de sus ilustres vecinos. Entre ellos, José María es, además, el único cronista oficial gráfico. También todo un honor para él y para su pueblo. Su legado es testimonio vital de la existencia individual y colectiva. 'El Moreno', en cada instantánea, retrata el reloj local del tiempo.
Un reloj que, a veces, alguien utiliza de forma injusta para dejarnos sin consuelo.

ARCHIVADO EN: Toledo