Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Cuánto, quiénes, cómo

17/03/2023

Se aproximan las elecciones municipales y autonómicas. Los partidos políticos se empiezan a mover en otra clave. Ahora casi todo es posible. A ese movimiento de los partidos  se empiezan a unir otros: ciudadanos que se muestran inquietos, gentes que les gustaría que sus ideas fueran tenidas en cuenta, visiones de la ciudad y personas que quieren presentarse al margen de los partidos políticos porque, dicen,  estos no responden a los intereses concretos de la ciudad.  Afirmación esta de raro tufo autocrático. Uno de los movimientos ya ha anunciado sus intenciones y su proyecto y, con ecos trumpiano, lo ha he denominado 'Primero Toledo'. Es la primera iniciativa de este tipo,  aunque tal vez no sea la última.
En las antiguas elecciones, los partidos políticos, tradicionales o no, se esforzaban para realizar un programa de actuaciones y compromisos. Actuaba como contrato de los partidos políticos  con los ciudadanos y con ellos mismos. Esto funcionó hasta que el alcalde de Madrid, señor Tierno Galván,  en un acto de cinismo sublime, proclamó que los programas se hacían para no cumplirlos. Luego  pasó la moda de los programas y ahora hemos recalado en una especie de textos en  los que se mezclan los deseos, los sueños, la fantasía, la poesía, el marketing y muy escasas dosis de realidad en un discurso que se pretende ilusionante.
Las promesas y las buenas intenciones, como antes los programas, tienen un gran defecto: que nadie se atreve a decir cuánto costarían los proyectos relatados, quiénes los pagarían y cómo se realizarían. Un elemento fundamental, este del dinero, que se rehúye, porque hablar de ello resulta comprometido y además se relaciona con impuestos y eso no se puede citar en campaña, salvo la enorme osadía del PP que, al mismo tiempo que anuncia rebajas de impuestos (que luego incumple), promete grandes y numerosos proyectos. El milagro de los panes y los peces, sólo que con las arcas municipales o autonómicas. En fin, que, para que los ciudadanos puedan elegir los equipos más adecuados para resolver los múltiples y variados problemas de su ciudad o territorio, deberían ir acompañados de las cantidades precisas y de donde saldrían esas cantidades. Así, las promesas y los compromisos de los candidatos dejarían de ser certámenes de poesía, catálogos de deseos o cartas a los reyes magos.