Carlos Calzada

Carlos Calzada


El gen dormido, el gen Salto del Caballo

17/03/2023

Dicen que las experiencias que te tocan el corazón son aquellas realmente significativas para tu vida, las que se quedan para siempre y ni el tiempo es capaz de borrar. Yo, el domingo, me di cuenta de que una de ellas son mis tardes de domingo en el Salto del Caballo.
Aún resuenan en mi memoria los ecos de la última jornada de fútbol en el Salto del Caballo, que fue capaz de trasladarme a tardes épicas de fútbol vividas en aquellos gloriosos años en Segunda División durante mi más tierna infancia. Muchos momentos que fueron capaces de evocar emociones y sensaciones casi olvidadas, dormidas en lo más profundo de mi memoria, pero que me llevaron incluso a mirar a los antiguos vestuarios del fondo esperando ver saltar, desde allí al terreno de juego, a los dos equipos protagonistas.
Inimaginable afluencia de público, espectacular himno a capela interpretado por maravillosas gargantas capaces de entonar desde el corazón de un sentimiento, imperiales bufandas al viento, pancartas, preciosos colores verde y blanco por doquier... ambientazo que pone la piel de gallina y hace aflorar recuerdos del pasado que quieren ser presente.
Está demostrado que los genes mutan, pero creo que también mantienen toda su información primitiva. Y es que ese gen, del que ya he escrito alguna vez, ese gen del Salto del Caballo que seguro todos entendéis, parece que deja de estar dormido y vuelve a resurgir de sus cenizas. Ojalá esta vez para quedarse y hacernos volver a disfrutar y soñar como hiciera antaño.
El domingo, el fútbol pasó a un segundo plano, el ambiente en la grada, el fondo y la tribuna hicieron que la atmósfera que se generó en el estadio, no solo llevasen al equipo a la victoria, sino que además fue de esos momentos que hacen afición. ¿Cuántos de esos niños y niñas no pedirán a sus padres y madres volver al próximo partido?
No quiero concluir sin olvidarme de dos aspectos importantísimos desde mi punto de vista, y a los que quiero dar las gracias por ese aluvión de sensaciones traídas del pasado. Por un lado, el enorme esfuerzo que desde la gestión del club están haciendo porque todo esto pase por y para algo mejor que, seguro, está por llegar, y desde donde se empiezan a sentar las bases del futuro. Un futuro que todos esperamos sea prometedor. Y, por otro lado, es necesario que lo vivido el pasado domingo no sea un espejismo, no sea algo efímero y todas esas personas, sin las que nada hubiera sido posible, vuelvan a sacar su gen Salto del Caballo, despertándolo para siempre.