Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Generación de la inocencia

11/07/2021

En los años 60 la población en España floreció súbitamente. No teníamos libertad, ni partidos políticos, ni pluralismo, no se podían expresar ideas con libertad y a los que lo hacían criticando al régimen les caía una condena en vida. Pero las familias españolas del franquismo sesentero se lanzaron a procrear, según dicen las estadísticas. Aquello se ha conocido siempre como el baby boom de la dictadura. Nacieron tantos niños que ahora, cinco o seis décadas después, se nos conoce como baby boomers, la nueva etiqueta que simplifica demasiado un fenómeno que es nada y mas o nada menos que el resumen de nuestras vidas. Hemos quedado reducidos a una expresión chorra que valdría para poner nombre a una marca de chicles. Y con la televisión hablando a todas horas de nosotros, de nuestro pecado original que nos perjudicará hasta el final de nuestros días: somos demasiados, nacimos en un número poco aconsejable, pero no entonces cuando nuestra infancia nos regalaba la felicidad de la inocencia, sino ahora que vamos a necesitar la ayuda de ese Estado al que llevamos toda la vida contribuyendo.

Desde que llegamos al mundo laboral nos lo están advirtiendo: vosotros no vais a tener una pensión como vuestros padres porque no nacen niños y además sois demasiados para tener que pagaros las vuestras. Los más pesimistas han creído siempre que no quedará nada del sistema público de pensiones cuando llegue nuestra jubilación. Eso me ha parecido al escucharlo una exageración, pero con el desliz (¿seguro que lo fue?) del ministro Escrivá ha quedado al descubierto nuestro verdadero futuro: la pensión que cobraremos sí será más precaria que la de nuestros padres. Y será más difícil acceder a ella. Como llevamos insertado en la piel el pecado original de haber nacido demasiados en demasiado poco tiempo, seremos la generación que pague la factura. Menos mal que lo ha dicho el ministro de un gobierno socialista-podemita, porque esto mismo dicho por Fátima Báñez habría hecho reventar las calderas de una sociedad ahora callada y anestesiada, una sociedad que dormita mecida al son de la propaganda oficial y un panorama catódico monocolor. Se echa de menos a los pensionistas del norte, tan activos hace algunos años en sus reivindicaciones.

El ministro Escrivá ha dicho que aquél no fue su mejor día. Pero nos abrió los ojos a unos cuantos millones de españoles que nacimos en la década ye-yé, los de la generación de la inocencia, y su indiscreción ha venido a confirmar nuestros peores temores. Habrá españoles con más derecho que otros a percibir su pensión por jubilación, dependiendo del año en que hayan nacido. Habrá recortes brutales a las pensiones porque el sistema no aguantará. Todo lo que nos habían dicho que nunca ocurriría.