Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Algunos porqués de la Semana Santa

31/03/2021

La Luna es la que decide la fecha de Semana Santa. Que siempre oscila entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Porque en el año 325 d.C. el Concilio de Nicea determinó que la Pascua Cristiana se celebrara el domingo después de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera. Porque San Juan dice en su Evangelio que «el día que fue Crucificado Jesús era el día de la preparación de las Pascua de los judíos, el viernes que se llamaba de Parasceve, de preparación, porque al día siguiente nada se podía hacer, ni guisar ni cocer y todo se tenía que preparar el día de antes».
El gallo aparece en muchos pasos de Semana Santa porque es un animal que está cargado de simbología: combatividad, valor y fecundidad.  Se asocia a la vigilancia, para señalar la llegada del amanecer, y al sol como fuente de luz, de calor, de vida. El gallo con su canto nos indica el paso de las tinieblas a la luz. Por eso se asimila en la simbología cristiana a la venida de Cristo, símbolo de la resurrección y de la nueva luz.
La calavera y las tibias a los pies de la cruz representan a Adán porque una tradición, recogida por los escritores medievales, aseguraba que el primer hombre, Adán, fue enterrado en el mismo lugar en el que se produjo la crucifixión, es más, que la Cruz estaba hecha con la misma madera del Árbol de la Ciencia del Paraíso Terrenal. El cráneo de Adán vuelve a la superficie desde su sepulcro cuando Cristo expira. El simbolismo de la calavera al pie de la Cruz une a Adán, primer hombre por el que entró el pecado en el mundo, y a Cristo, que redime de aquel pecado original.
En muchos estandartes de cofradías se representa un pelicano porque en la antigüedad, desde una visión mágica de la naturaleza, muchos pueblos creían que los pájaros podían resucitar a sus crías muertas alimentándolas con su propia sangre. Ese mito, posteriormente, se transforma y encarna en el pelícano. Leonardo Da Vinci lo describe así: «Quiere mucho a sus hijos y, hallándolos en el nido muertos por las serpientes, se desgarra el pecho, y, bañándolos con su sangre, le devuelve a la vida». De ahí la analogía con Cristo que, según el cristianismo,  ofreció su cuerpo y su sangre para la salvación del hombre.