Alejandro Ruiz

EL REPLICANTE

Alejandro Ruiz


Los inuit

02/04/2020

Los inuit son un pueblo adaptado al ambiente extremo del hielo de las regiones árticas de América y Siberia. Durante milenios, su duro y ejemplar estilo de vida ha implicado siempre una cultura nómada vinculada y ajustada a los movimientos migratorios y las costumbres de los animales que viven en aquellas latitudes. Antiguamente, la conciencia y el esfuerzo por la supervivencia colectiva implantó en su cultura la costumbre de que cuando un anciano inuit se consideraba ya inútil para su tribu o su familia, era tradición que él mismo solicitara ser abandonado para morir solo en el hielo.
Leo un artículo que se ha hecho viral del magnífico filósofo Enrique Bonete Perales, catedrático de Filosofía Moral de la Universidad de Salamanca, sobre el debate ético en torno a las decisiones médicas en situaciones límite, a raíz de los criterios sanitarios, en plena crisis por el Coronavirus, sobre el orden de prelación asistencial entre personas mayores de alto riesgo y jóvenes con mayor perspectiva de vida y de futuro.
Enrique Bonete, siempre partidario de defender en todos los ámbitos profesionales ‘el principio de la dignidad intrínseca’, que menciona la Declaración Universal de los Derechos Humanos, considera que «se producen circunstancias excepcionales en las que este mismo principio puede ser respetado y aplicado de un modo distinto, lo cual no significa violado». Dice que «si el utilitarismo es interpretado como la búsqueda del mayor bien para la mayor parte de la sociedad, y su aplicación queda limitada a las circunstancias extremas, se percibe con cierta claridad que es muy operativo e intuitivo, y no viola necesariamente el principio de la dignidad intrínseca que defiendo».
Y pone un ejemplo: «Si los médicos me pudieran preguntar a mí: ‘Oiga, señor Enrique, usted cuenta con 82 años, tiene problemas serios de corazón y de movilidad. Aquí al lado tengo una mujer de 50 años, madre de tres hijos aún sin trabajo y que es maestra... Se lo digo porque solo tengo un respirador. ¿Qué hago? ¿Me puede ayudar a decidir?... Si le pongo a usted el respirador, ella morirá. Si se lo pongo a esa señora, me temo que usted acabará falleciendo’…». Concluye el autor del artículo en el sentido de que, siendo la decisión moral más ajustada al respeto a la dignidad intrínseca, la del anciano que cede el respirador a favor de la mujer más joven, la decisión del médico también se ha de inclinar, en estos casos extremos, hacia la perspectiva ética más solidaria y fraternal, en realidad, «utilitarista».
En mi opinión, aunque estando totalmente de acuerdo con ese utilitarismo, y puesto que no somos inuit, creo que el médico, el Estado, no debería actuar en esa perspectiva «solidaria y fraternal», como en sustitución de una incorrecta decisión moral del anciano que priorizara su vida ante cualquier otra, sino por puro utilitarismo para salvaguardar la supervivencia de la comunidad.