Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


A los libros

01/09/2021

Ahora que se ha puesto de manifiesto que las ratios no se van a tocar en la vuelta al colegio y, que, como se preveía, los protocolos no son para el verano, toca hacer cuentas de la cantidad de ocurrencias que van a tener muchos ignorantes que ejercen en la escuela pública.
Los habrá que con sus matemáticas ‘no binarias’, aquellas que ni suman ni restan porque es discriminatorio, buscarán que la física de Einstein pase a ser la leyenda negra de un sionista contra el relativismo.
Otros dejarán de enseñar la historia según fue, porque es mejor tapar lo que estrese ideológicamente más que enseñar la verdad de los hechos.
Natu (ciencias naturales) dejará de ser una ciencia para pasar a ser religión, porque es mucho más ‘vegano-polite, osea, sabes’.
Sociales ya no se enseña, se impone. A través de decretazos pondrán en un brete todo lo que se refiere al ordenamiento administrativo, donde las cuentas son cuentos y la ley nos es igual para todos si no me interesa.
Educación física será el bendito reducto de los deportes minoritarios: bádminton, hockey, voley, pero a la salida del cole ni hay instalaciones ni se promociona y apoyan estos deportes para aumentar el número de federados. De generar hábitos de vida saludable, una preparación física mínima, un adecuado bienestar corporal, ni hablar, porque prefieren encarecer los refrescos y pronto prohibirán ‘losh chuchesh’ – Rajoy dixit.
Si han llegado hasta aquí en la columna de hoy es que dominan la ira, la risa o incluso el lenguaje, para entender la ironía hay que tener ciertas nociones de sapiencia.
En Lengua, según Castells, ya no es necesario el uso del diccionario para eso ya tenemos la Wikipedia colaborativa, menos fiable que el corrector ortográfico del WhatsApp, o Tik Tok como fuente de inspiración en química y farmacopea.
Pero tranquilos, la culpa se la echarán a Cospedal, no a la ley Celáa, o a la anterior o a la transanterior (inventado vocablo, ¿libertad de expresión?), a los proyectos educativos de los equipos directivos de los colegios no hay que pedirles cuentas, ¿se lo pide alguien a la dirección? O se han preguntado por qué hay colegios con una alta tasa de rotación anual de profesores, ¿eso implicaría interés?
El curso empieza, señores.