Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


«Esos c… en Despeñaperros»

29/09/2019

Unos dicen que fue Rafael ‘El Gallo’, otros que su mozo de estoques. Da igual, de todas formas una traducción al ingenio del antiguo proverbio «a moro muerto gran lanzada». Define muy bien la condición humana desde el prisma de sus miserias.
La frase parece que la pronunció en la estación de Atocha, al final de un viaje en el que el tren las había pasado moradas para superar Despeñaperros y al llegar a Atocha emitió un sonoro pitido y exhaló un gran chorro de humo. El estruendo asustó al diestro, quién espetó la famosa frase a la máquina.
Viene esto a mano de la famosa exhumación. Entiendo y aplaudo que el Estado no enaltezca personas que han mantenido conductas contrarias a la dignidad humana. La Humanidad debe luchar porque la dignidad de sus componentes sea respetada. Resulta muy peligroso idealizar personajes  que no han sido, precisamente, ejemplo de ese respeto, pero todo con sus maneras y sus tiempos.
Las formas tienen que llevar al mayor respeto de quienes ya no existen y, por tanto, están incapacitados para defenderse de ninguna forma. Sea cual sea la conducta que haya mantenido una persona, una vez muerto ha de ser tratada con respeto. En cualquier caso creo que a lo menos que un difunto tiene derecho es a descansar en paz.
Por supuesto, el juicio a las personas tiene su espacio temporal. El juicio debe hacerse a los vivos. Eso no significa que cualquier idea perniciosa mantenida por quien ya haya desaparecido no pueda ser combatida, pero el combate tiene que ser contra la idea, no contra la persona que ya no existe.
El espacio temporal es básico cuando de juzgar se trata. Porque si hacemos desaparecer el contexto y pretendemos hacer un juicio actual a hechos o personajes históricos, estaremos cometiendo un monumental disparate y a la conclusión que llegaremos es a que hay que exhumar a toda la humanidad pretérita. Porque, ¿Qué personaje o persona que haya vivido hace solo cincuenta años no ha sido racista, machista, explotador de menores o maltratador de animales desde la perspectiva actual?
Quizá, con más lentitud de la deseada, el mundo es cada vez más civilizado, con las excepciones que aún hay, que son muchas. Si desde nuestra perspectiva actual nos pusiéramos a juzgar la Historia, a Alejandro Magno se le quitaría su sobrenombre por expansionista-imperialista. Se condenaría a todos los regidores romanos por imperialistas, por mucha cultura, idioma, acueductos arcos o calzadas que esparciera por el mundo que conquistó. A los Reyes Católicos, en lugar de reconocerles la unificación de España, se los proscribiría por racistas por expulsar a los judíos. Los quince presidentes que precedieron a Abraham Lincoln en los Estados Unidos, incluido el mismísimo George Washington, serían condenados por haber mantenido la esclavitud y así, caso a caso, no quedaría persona digna de ser recordada y mucho menos de ocupar ningún lugar preeminente en sitio público.   
Creo que a la mayoría de los españoles actuales les da igual dónde estén enterrados nuestros personajes históricos. Tampoco pasa nada porque existan traslados con el respeto debido. En el caso actual se entendería que sacara pecho aquél que hubiera conseguido expulsarlo de El Pardo. Presumir de valentía ahora por removerlo de la tumba solo merece lo dicho por el Gallo a la locomotora: «esos cojones en Despeñaperros».