Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


A la treintaneidad (II)

13/09/2021

Que a los más mayores de la sociedad no nos vendrá nada bien, sino todo lo contrario y, en unos pocos años. Quienes ahora presumen de la juventud eterna de tres décadas de vida, más o menos 11.000 días de existencia, de los cuales tan solo, han sido potentes los últimos 2.000 días, porque los anteriores han vivido y viven quizá en su ‘treintaneidad’, en los brazos maternos, siempre tan acogedores y tan ‘agarradores’, haciendo que en verdad sea esta la generación, la de lo suave y la blandeza. Esta generación de la ‘trentaneidad’, que ahora dice regir las cosas y que ahora mismo en verdad dirige el cotarro. Así son muchos padres [madres] de la patria votados [colocados] por la libertad de la democracia, aunque quien manda de verdad son otros, los de siempre, porque quien en verdad manda ‘no es quién’ está en el gobierno de las cosas; dado que una cosa es mandar, otra dirigir, otra gobernar y otra organizar, es decir, dar potencia y cambio, [que es lo que en verdad venden y cuentan quienes están en los 30] Es así esta generación que ha nacido sin presiones, pérdidas, luchas, y ninguna falta de libertades, pero solo una minoría de ella, va a ser quién dé ese cambio y, con toda seguridad hacia lo peor.
Veamos, esta generación es la que ha creado un muro de conexión cero, con las generaciones de sus propios padres, los de los 50, a la sazón los responsables de la creación a esta generación de la ‘treintaneidad’ en lo suave, lo fácil y en la frustración cero, pues estos son quienes ‘se creen’ ordenar ‘esto’ a algo siempre mucho mejor, pero solo para su generación. Por otro lado, quienes ostentan estas tres décadas, sobre todo quienes están en altísimos cargos de las administraciones, además se creen que vivirán en una eterna juventud, como en su cercana ‘veinteneidad’, solo de una eternidad efímera, pero mientras están en esta eternidad, están desarrollando un mundo visto sin filtros incluso, bastante adverso para con ellos, porque en verdad veinte años no es nada, y sus ideas, leyes, y demás normas se van a volver contra sí; menos mal que para esos futuros tiempos como decía mi padre: -a mí me desierta la edad, ya no estaré en la vida, ciertamente por pura deserción decidida de ella, abocado a tomar la decisión por la ‘treintaneidad’ de quitarme de la vida y, así a ese mundo de eterna ‘treintaneidad’ yo le haré un gran favor…

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