Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Arde el patrimonio natural

01/07/2022

El jueves, 22 de junio, de 2022, La Tribuna de Toledo, daba la siguiente noticia: 'Vecinos de la urbanización el Robledal avisaron cuatro horas antes al 112 que había un incendio en la finca  Zurraquín'. La noticia apareció al día siguiente de que un nuevo incendio en esa zona, cercana a Toledo, destruyera entre 1.500 a 1.800 hectáreas  de matorral, pastizal y encinas. Lindando con la finca ahora quemada, hace  pocos años, un incendio igual de pavoroso calcinaba otras tanta hectáreas de Montesión. Nadie ha exigido, que sepamos, una investigación de oficio o inducida sobre la afirmación de los vecinos que sostienen que, desde el aviso dado y la presencia de los bomberos transcurrieron, varias horas. ¿Hubo negligencias? ¿Existen responsables? ¿Qué sucedió?
Existe el consenso global  de que los incendios forestales se empiezan a apagar durante el invierno. No parece que la idea se aplique a esa zona de Toledo que, de continuar como hasta ahora, habrá desaparecido en los próximos años. Una riqueza natural como esa, que circunda Toledo, se fue construyendo lentamente, durante siglos. Alrededor de la ciudad histórica y sus vegas se había creado un bosque mediterráneo único e insólito que contribuía a mejorar el entorno climático de la ciudad. El silencio de ahora indica que no parece importarle a nadie el patrimonio natural, ni a políticos ni a la  sociedad civil.
Vendrán nuevas olas de calor con condiciones favorables para el fuego y  ese micrososistema, creado  por la naturaleza en unas condiciones que tal vez no se volverán a repetir, desaparecerá de las cercanías de la ciudad de Toledo. Y cada año la ciudad y sus territorios aledaños serán más áridos. Llegarán menos lluvias y las que se produzcan erosionarán con contundencia perversa unos suelos sin cobertura vegetal. Tendremos una ciudad  y unos territorios cada vez más secos. Se incrementará la temperatura media de las ya difusas  estaciones climáticas para culminar en veranos insoportables. No sé si nuestros descendientes se merecen eso, pero nosotros habremos contribuido activamente a esa herencia  con nuestra indiferencia y nuestro desprecio por el patrimonio natural.