Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Vacunas y piedras

04/02/2021

Los domingos disfruto corriendo de buena mañana mientras escucho a Javier del Pino y su ‘A vivir que son dos días’. El 27 de diciembre oía emocionado a los compañeros de la Ser relatar un acontecimiento inolvidable. Pasaban las nueve, cuando en la residencia pública de mayores ‘Los OImos’, de Guadalajara, Araceli Hidalgo se convertía en la primera persona que era vacunada en España contra el coronavirus. ¡Gracias!, dijo tras ser inyectada, animando a todos a hacerlo. Comenzaba un esperanzador camino que podría alejarnos de la tremenda pesadilla arrastrada. Mes y pico después, la campaña de vacunación ha estado a punto de atragantársenos, convirtiéndose en boliche arrojadizo para el cotidiano pin-pan-pun en que andamos enredados.
Cuando la pandemia vuelve a golpearnos con dureza, cuando los hospitales se encuentran en situación imposible de soportar y cuando los profesionales que cuidan de nuestra salud ya no pueden redoblar esfuerzos, desconsuela ver como esa tarea ha ido empañándose con un suma y sigue de irritantes noticias: ventajistas de toda clase y condición que no respetan sus turnos y dan pueriles explicaciones para encubrir su insolidaria actitud, opacidad e incumplimientos de contratos por parte de las avarientas multinacionales farmacéuticas, primeros ecos sobre un incipiente ‘turismo de vacunas’ que parece estar emergiendo hacia ciertos países, desajustes entre administraciones por la estrategia diseñada para su reparto, aplicación y praxis en su uso,…
El rápido desarrollo de las vacunas contra la Covid-19 es, sin duda, uno de los grandes logros de la ciencia en nuestro tiempo. Quienes las han investigado han trabajado duro tanto para combatir el coronavirus como para derrotar el oscurantismo mental de cuantos propagaban que con cada antídoto iba a implantársenos un chip que nos controlaría de por vida. Por ello, por respeto a tan notable expresión de la capacidad humana, no es admisible dejar que tan perversas realidades, por difícil que sea digerirlas, opaquen el esfuerzo de cuantos sanitarios han administrado ya casi dos millones de dosis en toda España, siendo más de cuatrocientas mil las personas que han completado el ciclo preventivo. Ojalá no tropecemos más veces en las mismas piedras, por muy codiciosos, irresponsables o egoístas que sean quienes las ponen en el camino.